Desescalada

Esta pandemia que atenaza nuestra salud, economía y sociedad marcará un antes y un después en nuestras vidas. Continúa el debate sobre el tiempo en que tardaremos en abandonar la excepcionalidad y recuperar la denominada nueva normalidad. Como en todas las largas travesías, comenzaremos dando los primeros pasos en lo que ahora conocemos como desescalada, palabra nueva que la Real Academia de la Lengua Española acabará por incluir en su diccionario. Pero ¿qué condiciones deberían cumplirse para conocer con seguridad si nos encontramos en una verdadera fase de decrecimiento pandémico? Consultando la opinión de algunos de los más afamados epidemiólogos nacionales e internacionales, a la espera de un tratamiento o una vacuna o un tratamiento específica, eficaz y segura, deberíamos superar progresivamente varias etapas hasta alcanzar la tan ansiada nueva normalidad. En primer lugar, desde el punto de vista epidemiológico, en un par de semanas tendríamos que objetivar un descenso en el número de nuevos casos, de los fallecimientos y de las infecciones del personal sanitario. Este último punto está suponiendo un verdadero problema en España, pues encabezamos a nivel mundial esta vergonzosa clasificación. En segundo lugar, habría que cumplir unos criterios de tipo sanitario, como disponer del doble de camas existentes en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) para atender a supuestos nuevos pacientes, con suficiente dotación de material y personal, disponer de una provisión de equipos protectores para los sanitarios y de mascarillas para los pacientes, y que el número de ingresos por COVID-19 sea inferior al número de altas hospitalarias, además de disponer de test fiables para testar al doble de casos. Asimismo, los niveles sanitarios de Atención Primaria y de los hospitales deberían irse aproximando a los basales, por supuesto garantizando las medidas de protección necesarias y manteniendo activa la capacidad de montaje rápido de centros sanitarios, los conocidos como hospitales de campaña, que ya se están desmantelando en nuestro país (IFEMA incluido). En tercer y último lugar, serían exigibles determinados criterios de Salud Pública, como la capacidad para detectar y testear al 90% de los contactos, disponer de suficientes soluciones hidro-alcohólicas en edificios públicos y grandes superficies, acondicionar zonas específicas para aislar a las personas más vulnerables y tener preparadas campañas de información y comunicación honestas y trasparentes en el caso de que fuera necesario retornar a un nuevo confinamiento. Mientras tanto, tocará seguir con la escrupulosa higiene de manos y superficies, ventilando nuestros hogares y lugares de trabajo, portar mascarillas al salir a la calle, respetar la distancia de seguridad, aislar a los contagiados, y limitar las visitas a hospitales y residencias de mayores. Responsabilidad individual y colectiva, sencillamente.