La familia Soto Gómez presume de Ourense en la ciudad

La familia ourensana Soto Gómez: Santiago, Manuel, Iago y Rocío del Carmen, de izquierda a derecha, en su casa en la calle Valle Inclán.
photo_camera La familia ourensana Soto Gómez: Santiago, Manuel, Iago y Rocío del Carmen, de izquierda a derecha, en su casa en la calle Valle Inclán.
¿Por qué estar orgullosos de vivir en Ourense? La familia Soto Gómez habla de lo que siente por la ciudad

La familia Soto Gómez presume de ourensanía porque “as cidades pequenas son o sitio ideal para a educación dos nosos nenos”, asegura Santiago Soto, de 51 años, médico especializado en Aparato Digestivo, que trabaja en el CHUO y Cosaga. Ourensano de nacimiento, estudió Medicina en Santiago, hizo la residencia en Madrid y luego trabajó en Lugo y en Pontevedra, hasta que finalmente pudo regresar a su ciudad natal.

 “Gústame Ourense porque nacín aquí e non teño ningún pobo porque os meus pais e avós tamén naceron aquí. Ourense cidade é a miña aldea e onde está toda a miña familia”, explica este padre de familia, que valora poder moverse sin usar el coche y no tener los riesgos de las grandes ciudades. “É unha cidade relativamente pequena, manexable, onde se pode ir a pé a todos os sitios. É unha cidade tranquila, e agora que os meus fillos empezan a ter autonomía, xa poden ir solos á escola”, afirma.

Soto cree que Ourense está infravalorada, pese a tener muchas posibilidades. “Podemos desfrutar dun solpor desde o castro de Santomé; das pegadas dos romanos; de tres ríos con paseos moi bonitos; un Casco Vello moi maltratado, pero de moito valor e moi fermoso; das cores orixinais do Pórtico do Paraíso; e dunha das xoias do gótico galego no claustro de San Francisco”, presume. Le gusta todo, salvo que haya gente que no la vea como una ciudad de futuro y que se abandone la zona vieja. 

Coincide con él su mujer, Rocío del Carmen Gómez, de 48 años, una médico internista del CHUO, nacida en Soutelo Verde, en Laza. “Me gusta Ourense porque es una ciudad muy acogedora y muy cómoda para vivir. Siendo ciudad, puedes ir caminando a cualquier sitio. La gente es abierta y agradable, aunque echo de menos que el Casco Vello estuviera arreglado, que hubiera más ocio y cultura y mejorar las plazas”, opina esta doctora, que califica la riqueza natural e histórica de la provincia como de espectacular. “Estamos muy contentos de vivir aquí. Los niños pueden quedar con sus amigos sin caminar mucho y con seguridad, pero habría que aprovechar el tirón de que ha llegado el AVE para arreglar la zona vieja”, insiste.

Los hijos del matrimonio, Iago, de 13 años, y Manuel, de 11, estudian en Carmelitas y creen que el mejor símbolo de su ourensanía, ya casi adolescente, es su afición por el deporte local. “No nos perdemos un partido de la U. D. Ourense en O Couto ni del COB en el Paco Paz”, reconocen.

Te puede interesar