VÍCTIMAS DE ACCIDENTE DE TRÁFICO

El día que nadie querría conmemorar

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photo_camera Autoridades, afectados y niños compartieron bancada en el Centro Cultural 'Marcos Valcárcel'.

Como todos los años, se desarrolló el homenaje a las víctimas de accidentes de tráfico, con un recuerdo a su ausencia, una llamada a la concienciación y una reivindicación de que no se olvide a sus familias. 

Hay días que cambian una vida. El nacimiento de un hijo, un premio de lotería, conocer a esa persona especial... los azares de la existencia tienen esa magia imprevisible, no siempre asociada a la felicidad. En España, 1.131 personas y sus familias tuvieron el pasado año uno de esos días. Sus vidas se quedaron en el asfalto, fruto de la fatalidad, la mala suerte o la falta de precaución propia o ajena; son las víctimas de la carretera, esas que dejan un vacío inmenso entre los suyos.

La ciudad celebró ayer un acto que nadie quiere que exista. La conmemoración del Día Mundial de las Víctimas por Accidentes de Tráfico se desarrolló, por primera vez, con la organización conjunta de la Asociación de Prevención de Accidentes de Tráfico (PAT) y la plataforma Stop Accidentes, ante decenas de alumnos de primero de ESO del Colegio Salesianos y el IES Otero Pedrayo.

No obstante, y pese a lo 'indeseable' del acto, no faltó el simbolismo. Un año más, la primera fila del salón de actos del Centro Cultural 'Marcos Valcárcel' se quedó vacía como metáfora de la ausencia de los fallecidos, y no faltó la presencia y apoyo del alcalde, Jesús Vázquez, y varios miembros de la Corporación municipal, así como de representantes de la Policía Local y Nacional, Guardia Civil, Protección Civil y Cruz Roja, entre otros organismos.

"Moitas veces nos deixamos levar polas estatísticas, pero detrás de cada vítima hai unha familia", recalcó Jesús Vázquez, pidiendo respecto para los afectados por esta tragedia y exigiendo una mayor concienciación de la sociedad. El alcalde se centró especialmente en los ciclistas y motoristas, "un dos colectivos máis vulnerables, que representa unha grande porcentaxe de afectados".

La delegada de PAT en Galicia, Angélica Ferro, lamentó que este acto responde a una cuestión "de necesidade, non de desexo", y reivindicó que los afectados por los accidentes "necesitan do noso apoio, porque están a sufrir nas súas vidas o terrible impacto que causan os sinistros de tráfico". Ferro criticó la situación de "abandono" de estas personas "por feitos evitables na maioría dos casos".

Los niños fueron los protagonistas de este acto. Ellos están en periodo de formación, y en el futuro serán conductores. Dos de ellos, Aitana Brea y Pablo Danta, del Otero Pedrayo, leyeron un manifiesto en el que lamentaron que "no se está haciendo lo suficiente" para evitar estas muertes" y que "los líderes tienen que sentarse y actuar".

El acto concluyó con la tradicional ofrenda floral realizada, por parte de estudiantes, miembros de la PAT y Stop Accidentes, y de las fuerzas de seguridad y emergencias a los asientos vacíos de las víctimas. El recuerdo a los ausentes también estará presente en un grafiti hecho para la ocasión en la rúa Monte Medo –la 'plaza de las zapatillas–. Cuánto se pierde en un día.

Fátima Balsa perdió a su hija hace 16 años: “Mi hija estaba llena de vida, salió una tarde y no volvió; no se puede permitir" 

Nadie mejor que el testimonio de quien ha vivido en primera persona una pérdida en la carretera para concienciar a los jóvenes asistentes. Se llama Fátima Balsa, hace 16 años perdió a su hija Cristina y todavía no ha llenado el vacío que su ausencia ha dejado en su vida.

"No tenían por qué suceder estas cosas", manifestó, muy emocionada, apuntando que "es necesario que se celebren estos actos para que se tome conciencia de lo que se rompe en la vida de las personas". Para ayudar a los afectados, Fátima destacó el apoyo prestado por Stop Accidentes, gracias a la que "las víctimas hemos podido seguir adelante día a día".

La madre de Cristina relató que "un conductor temerario, que no tenía en cuenta a nadie, lasacódeenmedio,yesonolo podemos seguir permitiendo" y apeló a la necesidad de educar y concienciar sobre la seguridad vial. "Todos tenemos derecho a utilizar la vía pública sin que nos pase esto", afirmó.

El fallecimiento de Cristina marcó un duro punto de inflexión en la vida de Fátima. "Mi vida estaba llena de virtudes; a veces no las vemos, pero yo ahora sí las veo", dijo, recordando entre lágrimas que su hija "tenía 14 años, estaba llena de vida y no tenía ninguna enfermedad, pero salió una tarde a la calle y no volvió". La víctima no solo fue Cristina, también fue su familia. "Su hermano, que tenía cinco años, aún arrastra secuelas, aún hoy la busca", contó.

Fátima Balsa pidió dejar de seguir mirando para otro lado, porque "la gente que muestran todos esos números sigue viviendo totalmente olvidada". Lo que queda de vida para los padres que han perdido a sus hijos, manifestó, "lo dedicamos a seguir pensando en ellos, queriendo que estuviesen con nosotros, pero ahora no lo están".

Fátima concluyó dejando un mensaje claro: "en un accidente, el daño que una persona hace a otra es el más irrecuperable, y no podemos seguir así". La afectada pidió implicación colectiva para respetar los valores, porque "lo más importante no es lo material, el qué, sino el quién". 

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