“El Rubio y Jonatan llevaban dos días sin dormir y consumiendo heroína antes del atraco. En mi casa hablaron de planificar un atraco para conseguir dinero para droga”. Son palabras de la principal testigo del asalto al club de alterne O Limbo, de Celanova, ocurrido el 20 de julio de 2020, que declaró ayer ante el Juzgado de lo Penal 2 de Ourense e implicó con su testimonio a los cuatro acusados. Sus palabras ante la jueza, en el segundo día de la vista, cobraron especial relevancia en un caso donde la mayoría de pruebas son indiciarias, y esta prueba testifical es la columna vertebral sobre la que se sostiene la acusación.
Protegida tras un biombo, esta mujer, que no está imputada, pero iba en el coche en el que llegaron los atracadores al club y se marchó con ellos tras el asalto, aseguró que tres de los acusados llegaron a su casa con dos armas: una pistola y otra más larga. Se refiere a Jonatan L. V.; José Luis T. D., alias El Rubio; y Lorena V. A. “Cuando vi las armas, me puse muy nerviosa; tenía miedo de que me hicieran daño. Al llegar los cuatro al club, los hombres se bajaron, se pusieron los pasamontañas detrás de O Limbo y entraron. Cuando salieron, traían un cajetín con el dinero”, explicó al fiscal.
Una pistola y una escopeta
Durante la fuga, según aseguró la testigo, El Rubio, que iba al volante, llamó a un familiar para saber si la Guardia Civil seguía en el cuartel y más tarde recibió otra llamada de alguien reclamándole que le devolviera un arma. Este familiar, según la Fiscalía, sería la madre de El Rubio, Antonia D. N., que es la cuarta acusada, y que le habría prestado una escopeta a su hijo y habría hecho labores de vigilancia.
Lorena V. A., que “era pareja de El Rubio, estaba embarazada de él y se dejó llevar”, según manifestó la testigo, habría colaborado, antes del atraco, en entretener a un anciano mientras los dos hombres entraban en su casa para robarle una pistola de fabricación artesanal. “Escuché que iban a despistar a una persona para entrar en su vivienda a por un arma”, manifestó esta testigo. Además, según ella, Lorena V. A. conocía los planes del asalto porque, antes de conducir hacia O Limbo, fueron a su casa a coger ropa para la huida. “Yo iba sin ropa porque no sabía qué íbamos a hacer”, señaló.
Atenuante de drogadicción
Tras el asalto al club de alterne, los dos hombres, Lorena V. A. y la testigo fueron a comprar droga al barrio ourensano de Covadonga y se alojaron en el hotel Galatea de Burela, según el escrito de acusación. El fiscal aseguró que, pese al consumo habitual de sustancias, las capacidades cognitivas de los hombres no estaban afectadas, debido a que “siguieron un plan preconcebido; controlaron a los clientes del club, pero ponderando los golpes; encañonaron al dueño; y El Rubio, que disparó dos veces, evitó hablar para que no lo reconocieran”, dijo. El fiscal aseguró que la testigo no participó en el atraco y se puso en contacto con la Guardia Civil. La Fiscalía concluyó que existe “una pluralidad o cadena de indicios probados”.
El letrado de Antonia D. N. pidió su absolución, ya que su hijo se llevó la escopeta sin su consentimiento, y solicitó que en caso de condena, esta sea como cómplice y no como coautora. La abogada de Jonatan aseguró que el guante con ADN de su representado significa que tocó esa prenda, pero no que cometiera el atraco, y pidió las atenuantes por drogadicción y trastorno disocial.
La defensa de El Rubio indicó que no hay ADN ni ninguna prueba que demuestre que estaba en el lugar del atraco, y pidió la atenuante de drogadicción. Y el representante de Lorena solicitó el mismo trato dado a la testigo principal, ya que no participó en ninguno de los robos. El juicio quedó visto para sentencia.
