RELIGIóN

Dieciocho ourensanos decidieron apostatar durante este año

Desde 2000, cerca de 720 gallegos dejaron la Iglesia

Entre tanto programa navideño, actos solidarios, eventos benéficos y visitas de papás noeles, apalpadores y Reyes Magos, hay una cita para hoy que se sale de este calendario típico. El encuentro será frente al Obispado, a las 12,00 horas, bajo el lema "Aparta de min esa cruz!", y se trata de llevar a cabo una apostasía colectiva, es decir, renunciar expresamente a la fe católica, dejando constancia de dicho rechazo en los registros bautismales.

En Ourense, el pasado año hubo 15 solicitudes de apostasía y en el 2014, la cifra ha sido de 18. Según asegura el Obispado, "se conceden todas las peticiones y se intenta hacerlo en el menor tiempo posible. Si alguna solicitud aún no ha sido aprobada, es porque falta algún trámite o no se ha aportado toda la documentación necesaria".

Los trámites a seguir para esta solicitud de "baja" de la religión católica, son los siguientes: conseguir la partida de bautismo, una fotocopia compulsada del DNI, rellenar un formulario en el que se solicita esta baja y entregar la documentación en el arzobispado al que pertenezca la parroquia del bautismo de la persona solicitante. Finalmente, se entregará un certificado en el que se deja constancia del abandono de la fe católica del solicitante. Esto conlleva una serie de consecuencias, como la privación de las exequias eclesiásticas en el momento de la muerte, la expulsión del cargo de padrino de bautismo y de confirmación, así como la imposibilidad de ser padrino de matrimonio por la Iglesia.

Alejandra Torres, de 35 años, aún no ha dado el paso de apostatar, pero tiene claro que lo hará. "Soy católica porque me bautizaron sin que yo dijera que quería. No me identifico con esta religión, ni con ninguna otra, y mucho menos con todo lo que supone la Iglesia". Afirma que no hay un motivo claro por el cual aún no lo haya hecho oficial: "Primero porque no tenía claro cómo hacerlo, y después he de reconocer que me daba algo de pereza iniciar todo el trámite. Pero lo acabaré haciendo, porque tengo claro que no quiero seguir siendo católica".


Respaldo a la decisión

En su casa no tiene ninguna objeción, "mi familia no es especialmente religiosa, para nada, y la verdad que les da igual lo que haga. Respetan que pueda apostatar, sin más. No son muy practicantes, pero tampoco les molesta como a mí ser católicos, les da igual", aunque insiste en que a ella, "cada vez me molesta más ser de la Iglesia católica, y que puedan recibir dinero por mí. Yo no pedí serlo". Tampoco duda de que en caso de tener un hijo, haya o no apostatado, "no lo bautizaré nunca, que sea él o ella quien una vez adulto pueda decidir qué quiere".

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