EN OURENSE - REPORTAJE

La disciplina de un sueño: cinco horas diarias entre partituras

Guillermo Núñez posa con su instrumento.
photo_camera Guillermo Núñez posa con su instrumento.

El joven ourensano Guillermo Núñez compagina su formación en piano y trompa en el Conservatorio con las clases del Bachillerato de ciencias. Pero le queda tiempo para divertirse.

De tal palo, tal astilla. "Mi padre no quería que me dedicase a la música cuando empecé, era mi madre la que me apoyaba más", comenta Guillermo Núñez (Ourense, 2002). Sin embargo fue su padre, Carlos Núñez Deza -músico, editor y profesor del Conservatorio de Ourense-, quien lo animó a que probase suerte con la trompa. "Empecé con 8 años a tocar el piano, pero a los 3 años me di cuenta de sus limitaciones y descubrí la trompa gracias a mi padre, que me seguía llevando a conciertos", explica Núñez. 

Ahora, a poco de terminar su formación en el Conservatorio -le queda un año de piano y dos de trompa-, reconoce que le gustaría dedicarse profesionalmente a la música. Pero no por ello se olvida de los planes b: "Estudio el Bachillerato de ciencias, un poco reducido, por lo de no cerrarse puertas para el futuro". Cuando llega de las clases musicales, sobre las diez de la noche, prepara las clases del instituto del día siguiente. Nuñez, que también competía en vela, reconoce que tuvo que tomar una decisión hace un par de años: "Me di cuenta de que me quería tomar más en serio la trompa y la vela me consumía mucho tiempo, por lo que tuve que dejarla". De media, practica diariamente una media de tres a cinco horas, a lo que se le suma algunos días el ensayo con la Orquesta Vigo 340, de la que forma parte desde el verano pasado. "Entrar en la agrupación me permitió ir a ciertos encuentros musicales, así como tocar en Hamburgo en un intercambio con una orquesta de allí", señala. Un viaje en el que conoció a multitud de músicos, tanto de España como de otros países, y donde tuvo la oportunidad de descubrir el método de trabajo en Alemania. "Es un mundo que me gusta, donde encontré a gente muy interesante", afirma el joven.

En el colegio siempre le ha ido bien, "sobre todo por el interés durante las clases", y está seguro de que un músico necesita nutrirse de diferentes áreas. "Alguien que se dedica a la música no puede ser meramente técnico de ese instrumento, tiene que cultivar otros aspectos de su vida", explica. 

A sus diecisiete años tiene clara la importancia de la disciplina diaria en su vida, aunque no por ello se olvida de disfrutar de sus seres queridos y del tiempo libre. "No soy tan organizado como debería", asegura.


Impulso ourensano


Guillermo Núñez reconoce que los jóvenes músicos ourensanos no lo tienen fácil y reivindica la necesidad de crear más orquestas en las que puedan formarse. "Nos vemos obligados a marcharnos a Vigo, porque allí sí existen proyectos de este tipo. Si allí funciona, aquí está claro que también podría venir gente a Ourense, tanto a formarse como a trabajar en la música", asegura. 

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