Carlos Javier Peláez Zamora, el zaragozano de 46 años detenido en Verín en la noche del pasado día 15 por la Guardia Civil de Cualedro al estar siendo buscado por estafar a mujeres en toda España (hay constancia de 20 casos), tenía intención de adueñarse de todos los bienes que pudiera corresponderle a la vecina de Cualedro, con la que convivía desde el pasado verano.
Así se recoge en las diligencias practicadas con el objetivo de recuperar los 80.000 euros que la víctima retiró de la cuenta corriente que tenía en común con su marido. También dejó sin saldó positivo la de su propia madre e hijo.
La mujer abandonó a su familia en Cualedro y, aprovechó el piso que tenía junto con su esposo en Verín, para vivir con el presunto estafador, al que había conocido semanas antes a través de una red social. Carlos Javier Peláez Zamora, según fuentes de la investigación, planeó a conciencia la relación sentimental con la vecina de Cualedro.
Era consciente de que las fuerzas de seguridad lo estaba buscando a instancias de juzgados de Burgos, Zaragoza, Salamanca, Granada, Huelva, Valencia y Madrid por múltiples delitos, en su mayoría estafa, hurto y apropiación indebida.
Asistencia médica
Así, lo primero que hizo fue cambiar su nombre por el de Ramón. Después la conquistó. Y la embaucó hasta el punto que, tras su detención, tuvo que ser atendida dos veces en un centro médico por ataques de ansiedad y nervios. En la jornada de ayer aún no había denunciado haber sido víctima de una estafa pese a desconocer el paradero del dinero que entregó al detenido. Según fuentes de la investigación no acaba de creerse que la hubiera engañado.
Carlos Javier Peláez no tenía un domicilio fijo, aunque aseguró a la Guardia Civil haberse desplazado desde Ronda (Málaga), donde dice tener una vivienda. Era la primera vez que viajaba a Verín y encontró en esa mujer, además de una fuente para obtener dinero, una tabla de salvación para eludir la acción de la justicia. "Pensaba que iba a pasar desapercibido conviviendo con una mujer que creía en él y que le podía servir de refugio", afirmaron fuentes de la investigación.
Información familiar
La víctima le facilitó toda la información sobre los movimientos, forma de vida, situación económica y bienes de sus familiares en Cualedro.
El presunto estafador no perdió tiempo en contactar con el marido de la víctima, al que, bajo amenazas, le exigía que transmitiera sus peticiones a la madre de la víctima, dado que esta no dispone ni maneja teléfono móvil.
"O que quería era diñeiro", aseguró la familia de la víctima, al tiempo que muestran su satisfacción por su detención. "Este verán pasamos un inferno. Ninguén imaxina o que levamos pasado", añaden.
Peláez Zamora, que se identificó como legionario, era muy activo en las redes sociales, en las que daba a conocer temas y lemas de la Legión. Desde que conoció y comenzó a vivir con la vecina de Cualedro, cesó por completo su actividad en internet.
La amplia mayoría de sus amigos en Facebook, en la que se identifica con su propio nombre, son mujeres.
“No me vio dinero"
Entre las conquistas del detenido está una zamorana que reside en su tierra natal, Zaragoza. La mujer, que optó por el anonimato, reconoce que lo conoció a través de una red social y quedaron para conocerse mejor con la posibilidad de entablar una relación sentimental.
"Quedamos para tomar algo, pero desapareció. Seguro que no me vio dinero", comentó, puntualizando que no se volvió a interesar por él hasta hace un tiempo, cuando recibió una llamada telefónica "de una mujer que no conocía y me preguntaba si sabía el lugar en que residía. En ese momento, desconfíe de que algo extraño le había pasado", añadió.
Esta mujer aseguraba desconocer su detención en Verín, pero se mostró satisfecha. "Si hizo algo malo, me alegró que esté en la cárcel", recalcó.
Comenzó a delinquir siendo menor
Carlos Javier Peláez permanecía ayer en la prisión de Pereiro de Aguiar, la que está previsto que abandone en los próximos días para comparecer en los distintos juzgados y responder por un total de 38 delitos, en su mayoría estafas de dinero y amenazas tras la conquista de mujeres. Sobre su espalda pesan 29 requisitorias judiciales de busca y captura, averiguación de domicilio e ingreso en prisión.
Comenzó su historial delictivo, según fuentes del Instituto Armado, siendo menor (16 años) en la misma provincia de Zaragoza, en la que le constan varios hurtos y altercados.
Asegura ser un auténtico apasionado de la Legión, aunque las fuerzas de seguridad sospechan que se hizo simpatizando del cuerpo militar (no consta que fuera legionario) como tapadera para pasar inadvertido ante su intensa actividad delictiva.