Una visita, como a una hora de auto, nos deja en la frontera sur para caminar por una ruta, la mitad por esas llamadas ecovías o vías verdes que corresponden a los trazados de ferrocarriles de vía estrecha bien mineros, bien de pasajeros y mercancías.
La ruta que proponemos es de fácil andadura y podría rematarse, si se comenzase temprano, en cualquiera de los restaurantes de la zona sin que seas defraudado y menos en los vinos. Se puede ampliar el kilometraje simplemente continuando por la ecovía hacia Pedras, aunque en honor a la verdad si discurres mucho por ellas notarás que carecen de la amenidad que los senderos deparan, aunque la marcha lenta y para contemplar el paisaje lo agradezcan. Un tramo por el trazado del ferrocarril, aunque monótono resulte, no carece de interés. Propongo que se haga a la carta y para no emborracharnos de ecovía la alternaremos con senderos y pistas. Así que si alguien se atreve podría empezar en la misma estación de Chaves y aumentar el kilometraje, pero la ruta asequible para el caminante medio es esta de Vidago-Pedras-Vidago.
Empedrado-pista-sendero
Aquí mismo se iniciará el recorrido al pie del mismísimo Palace Hotel desde donde iremos bajo al umbría de chopos, arces a la vera del campo de golf; sin dejar de verlo acometeremos una pista de tierra pasando al lado de unas instalaciones desmesuradas de olímpica piscina y restaurante a izquierda, y a derecha, siguiendo ese cuidadísimo campo de golf, que una vez dejado la térrea pista continúa y entre alguna huerta deja de ser pista para hacerse sendero, aunque pronto recupera su carácter de pista cuando comienza su ascenso por donde, en todo este trayecto está señalizado uno de los muchos caminos que a Santiago llevan.
Seguimos entre sauces, pinos, carballos y por empinadas rampas que vamos salvando, conectamos con la carretera nacional. Aquí se puede atravesar porque detrás de un herboso talud discurre la hoy ecovía o vía verde por donde transitaba el tren de un ferrocarril de vía estrecha de Chaves a Regua de 100 km, de una línea que dejaría de tener rentabilidad y sería desmantelada para transformarla en ese paseo que son las ecovías, que parecen más para bicis que para caminantes, pero que te permiten disfrutar del entorno, cosa no siempre fácil cuando discurres por la montaña donde la atención a las pisadas debe extremarse. Esta ecovía se puede continuar a Pedras Salgadas en dirección suroeste con lo que el kilometraje aumentaría a 26 en lugar de 17 o 18. A tenor de nuestras fuerzas se verá si el esfuerzo vale la pena, pero lo que sí vale es darse una vuelta por el espléndido parque con su casino, piscinas, y las famosas aguas medicinales, hoteles, casas mimetizadas en el paisaje como esas de rural alquiler dosadas a los árboles.
Por el firme de la ecovía
Si decidimos, tal como el mapa muestra girar 180 grados discurriremos por la ladera de una montaña que debió salvar el ferrocarril que desde 1910 hacía toda la línea, que se desmantelaría a finales de 1.980.
La ecovía resulta a veces monótona pero no los paisajes. Restos de un balastro extendido, camino de tierra compactada y de firme elástico muy llevadero y una curva imposible para cualquier tren pero que se solucionó girando en extenso círculo. Una preciosidad ver el valle de Oura por donde va la vía, dos lagos artificiales y una explotación ganadera, caminando reposadamente entre jarales, madroñales y algún solitario alcornoque con amarillentas retamas y algún arce y arbóreos restos de pasados incendios. El reposado caminar nos dejará en la estación de Vidago, hoy restaurada para centro de enseñanza de las aguas termales y medicinales de Vidago.
