Mañana, lunes, se cumplirán 100 años de la muerte de uno de los más prestigiosos geógrafos españoles de comienzos del XX. Era Eduardo Moreno, gaditano afincado en Ourense, donde dio clases a Otero Pedrayo.

Eduardo Moreno y la geografía

Fachada del Instituto Otero Pedrayo, donde impartió clases. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
El 21 de noviembre de 1911 moría en la finca de la familia Fábrega, en la carretera de Trives próxima a la ciudad, Eduardo Moreno López, reconocido en España y más allá como uno de los grandes geógrafos de su tiempo. Gaditano de nacimiento, don Eduardo, como se le conocía, había llegado a Ourense en 1897, para ocupar la cátedra de Historia en el Instituto de Enseñanza Media (ahora Otero Pedrayo).
Venía el catedrático y geógrafo siguiendo los pasos de su gran amigo y compañero de estudios y de oposiciones en Madrid, el político socialista Julián Besteiro, que moriría en prisión, en el año 1940, en la localidad de Carmona (Sevilla). Aquí, en Ourense, Eduardo Moreno López se casaría con Isabel Fábrega y ejercería su cátedra durante varios años.

En su 'Libro de los amigos', don Ramón Otero Pedrayo, alumno suyo en el Instituto que hoy lleva el nombre del padre de las letras gallegas, lo reconoce como su maestro indiscutible en su faceta de geógrafo, el que le enseñó a conocer y amar el paisaje en el aula y en las muchas excursiones que organizaba con sus alumnos por la provincia en coche de caballos o en tren.

Don Ramón lo describe así en esa obra: 'Frágil, elegante, atractivo, profesor de ideas modernas y abundante palabra'. Pero la vida de Eduardo Moreno se vería amenazada por la sífilis, que contrajo el día de su despedida de soltero y que le produciría la muerte no sólo a él sino también a su esposa Isabel, a la que contagió ignorando que estaba infectado.

Su hermana Petrita, que lo visitaba frecuentemente desde su Cádiz natal, acabó casándose y por ello afincándose en la ciudad de As Burgas, con el cajero del Banco de España de Ourense, natural de Cortegada.

En el año 1912, al cumplirse un año de su muerte, sus amigos ourensanos lo recordarían ya con la edición de un folleto en el que colaboraron personajes de la enseñanza y del Partido republicano Radical. El folleto incluía un texto de su gran amigo Besteiro.

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