crónica

El alcalde Jácome, de la A a la Z

Gonzalo Pérez Jácome posa con el bastón de mando tras el pleno de investidura del 15 de junio (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera Gonzalo Pérez Jácome posa con el bastón de mando tras el pleno de investidura del 15 de junio (XESÚS FARIÑAS).
Este martes se cumple medio año de las elecciones que acabarían llevando a la Alcaldía al líder de DO. Y con él, ese universo que ahora potencia su viralidad a la vez que choca tozudamente contra la gestión diaria. Aquí, el abecedario jacomiano. 

Ayudas. Autodefinido como "microliberal", Pérez Jácome aborrece las partidas públicas que reciben como apoyo a su trabajo el teatro, la música, el cine, los promotores culturales, los placeros, los equipos de fútbol, de baloncesto o el dinero destinado a la publicidad institucional en los medios de comunicación. Esas férreas convicciones no le han impedido ir recibiendo a lo largo de los años sustanciosas partidas de Concello y Diputación en su vertiente de empresario -véase la J-. 

Broadway.  "Nos salen costes mayores a los que tienen en Broadway", apuntó Jácome –que adora embestir contra los "culturetas"– para argumentar su política cultural, limitada, dice, a hacer eventos que se "mantengan por sí mismos". Ya sabemos que no han pasado su filtro la FITO, los conciertos de verano o el Pórtico do Paraíso. La oposición pide ahora su análisis de las nuevas fiestas de San Martiño –60.000 euros de factura–. 

Calcetín. Cada uno tiene sus ritos. A él le gustaba cambiarse los calcetines en los plenos. 

DO: Registrado el 3 de julio de 2001. Diez años después, entró en la Corporación –su primer movimiento fue pedir más dinero para su grupo– y dieciocho años más tarde aterrizó en la Alcaldía. Atrás han quedado muchas cosas, muchos exsocios y muchas definiciones del jacomismo, ese artefacto que mezcló –posiblemente, de forma pionera en España– antipolítica –él lo llamó "apolítica"–, populismo y neoliberalismo. "¿De izquierdas o derechas? Nosotros, al futuro". Antes que en "Years and Years" ya estaba en Auria TV. 

Escaleras. Dieciséis minutos y medio tardó Jácome en subir los 86 pisos y 1.576 peldaños del Empire State. "Un tiempo discreto", según las crónicas del 2002. Había entrenado en el Puente del Milenio (481 peldaños) y La Torre (16 pisos). Pero claro, no es lo mismo.  El líder de DO acabaría organizando durante una década una carrera anual en el hotel Bali de Benidorm (52 pisos, 924 escalones). 

Funcionarios. Con la burocracia municipal convertida en su "mayor enemigo", habla de un "sistema surrealista" que tiene que optimizar mientras lidia con los funcionarios –y su"mafia del escaqueo"–. Repitió mil veces que en el Concello sobra gente –según sus cálculos, con una plantilla de "1.500 trabajadores, el 90% enchufados"– a la vez que quería más personal cualificado –ha anunciado una contratación masiva– y ya en la Alcaldía aumentaba el número de asesores de 14 a 27, máximo legal y que ayudó a disparar la factura anual de la Corporación un 30% hasta 1,4 millones. Él dice que el Concello funcionaría "10 veces" mejor si se gestionase como un equipo de fútbol. Es posible que los aficionados deportivistas nieguen aquí con la cabeza. Él, a lo suyo, remata a portería: "DO es como el Superdépor. De repente no lo empiezas a hacer bien y desaparecen los aficionados". Silbidos en Riazor. 

Gudinsalvo Ferreira: La firma que estampó Pérez Jácome en su especie de memorias, publicadas en 2011 y sin recorrido comercial. Las resucitó el periodista y escritor Carlos Prieto, detallando episodios del colegio o la mili –explica que fingió hacerse el loco para pirarse–. "Prácticamente basadas en hechos reales", apunta el arranque del libro a modo de advertencia. O consejo. 

Harris. Este águila encarna hasta el momento el mayor logro que muchos atribuyen a Jácome como alcalde: terminar con una grupo de estorninos okupas. Ahora promete -Jácome, no Harris– ir a por las palomas, sin exterminarlas –"son súperbonitas", apunta–.

Inteligencia Artificial: Otro motor del ideario jacomiano.  El plan es crear el centro con 100 científicos, que lo gestione la Xunta y llegar a 1.000 científicos y 10 millones de presupuesto anual –así, a ojo–. Tras un bonito tour por la ciudad, de momento parece que el centro se instalará en La Molinera. 

Jolper: La tienda que abrieron sus padres en 1963 y que él gestiona. La tienda que vendió al Concello los famosos altavoces –60.000 euros, nunca funcionaron– o durante muchos años los instrumentos a la banda de música municipal. Esa que luego caería en desgracia para Jácome, curiosamente tras dejar de ser el principal suministrador del Concello en este área –el bipartito abrió el proceso a concurso, lo ganó  Musical González y Jácome se fue, como tantas veces, a la Fiscalía–. Solo entre el 2000 y el 2010, Jolper facturó al Concello de Ourense 150.000 euros. Y a la Diputación, 400.000 euros en los últimos años. "Y como empresario, ojalá hubiesen sido 1,4 millones", apuntó mientras criticaba en 2016 el "despilfarro" del gobierno provincial –ese en el que no creía y que ahora tiene una vicepresidencia de DO–. 

FacebooK: Los amantes de la buena prosa tienen una cita obligada en el Facebook de DO. Con ágil pluma, tan pronto llama mierda a los periódicos que informan sobre su acción de gobierno –a los que trata de chantajear en posts trumpistas a deshoras– como insulta a posibles votantes. Una joya. 

Lagoas: Enfant terrible antes que concejal punk –tan pronto se iba de un pleno escoltado por la Local como no publicaba su declaración de bienes (normas a mí, ¡ja!)– , de crío fue expulsado de Maristas y luego del IES As Lagoas. "Desde entonces, a los progres no los aguanto", confesó alguna vez.

Multa/Mafia: Dos palabras unidas por la "m" y por Jácome. Se estrenó en su primer día en Alcaldía con una sanción por aparcar mal. Se la autoborró a la vez que apuntaba la existencia de una mafia en la Policía Local. "Y yo voy a poner orden". Este análisis ya lo había emitido antes, el tema es que ahora es el jefe de esta supuesta Cossa Nostra. Los agentes, radiantes, han organizado ya varias espontáneas concentraciones de júbilo. Jácome, en un esfuerzo para templar los ánimos, culpó a la responsable del cuerpo de su amago de retirada del protocolo de víctimas de violencia machista. 

Noventa días. El tiempo en el que prometía arreglar variados entuertos en la ciudad.  Dar plazos a veces no es una buena idea. Le ha vuelto a pasar con las luces de Navidad. Veremos  si el martes de Entroido puede celebrarse finalmente el propio martes o lo impide la maldita burocracia municipal. 

MiÑo Man: Enterrado en la arqueología de DO está este simpático personaje. Pasapalabra. 

Oposición. Su referente es Robespierre. A falta de Revolución, él agarró el látigo y golpeó al gobierno bipartito con una cascada de denuncias que judicializó hasta el paroxismo la vida política ourensana. Una década después, a excepción de la Pokemon, todo ha sido archivado. Y él está de alcalde.

Pactos.  "Si yo soy alcalde da igual pactar con el PP, con el PSOE 'ou co demo". Esta frase de Jácome es de las negociaciones postelectorales de 2015 y volvió a imprimirse en junio de 2019. Nació como azote del bipartidismo –"alguien tiene que darle un susto a estos políticos mediocres", decía en una entrevista en 2007– y luego pasó a intentar pactar con todos. Realpolitik, amigos. 

ParQue acuático termal. Otra promesa electoral de Jácome, que contrapone al "bluf" del termalismo. Ya ha tenido tiempo también de prometer un "gran parque mapamundi". Leslie Knope estaría encantada con él. 

Rascacielos. Uno de sus leitmotivs en la oposición fue cargar contra la especulación inmobiliaria. Ahora, con el bastón de mando en la mano celebró la llegada de noviembre planteando construir un rascacielos de 80 pisos en Mariñamansa.  "Una jugada maestra", se felicitó. Oposición, arquitectos, Xunta o su portavoz fueron laminando el proyecto. Él zanjó con mucho arte: "La Torre Eiffel también decían que era una aberración". 

Skate. Retó en un pleno a los skaters ourensanos a una competición "en velocidad punta". Él, asegura, ya ganaba trofeos con el patinete en 1981. Chúpate esa, Caballero. 

TV. Un vecino antenista le alquiló una antena y él montó Auria. Sin licencia ni contenidos. Qué podía salir mal. Acabó pirateando la BBC, Digital+  y en el banquillo. 

Universidad. Acumuló suspensos y no terminó Bachillerato. Pasó "por las peores universidades" de EEUU –según Gudinsalvo Ferreira, tras falsificar documentos– pero nunca se licenció. Rebelde anti-establishment –lujo que normalmente solo puede permitirse el establishment– explica que se dio cuenta que no necesitaba títulos para triunfar.

Viral: "Hacer reír es bueno", dice. De esa pulsión bebe su roncola con conguitos y "boutades" como el botón nuclear –"si lo tuviera, lo estaría pulsando todo el día"– o lo del francotirador –"no me digas que no quedaba bien en el rascacielos"–.

White House. El 9 de noviembre de 2016 ganó Trump las elecciones de EEUU. Y ahí estaba Jácome con dos botellas de cava celebrando en Jolper. 

Xunta. "Si no soy alcalde, me voy a la Xunta", decía en 2015. En 2016 apuntó que "en dos o tres meses" abandonaría la Diputación. Durante un tiempo también avanzó que en "unos meses" DO daría el salto a la política nacional. Aún no ha dicho nada de Bruselas. 

Yo. Un perfil, mil aristas. A lo largo de los años Jácome se ha ido confesando como procrastinador, "muy buena persona", visionario, romántico excreyente, enamoradizo –inolvidable su monólogo en el pregón de las fiestas de San Francisco, "en castellano, que se entiende mejor en gallego– o con un adorable toque de anticomunismo macartista. 

BierZo. Su llegada al poder rescató el famoso vídeo de los magostos. Un animado debate en el que Jácome, con frialdad analítica, alerta de cómo los bercianos estaban aprovechando mejor nuestra tradicional fiesta. De visión obligada. 

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