CRÓNICA

El oro sigue bajo los escombros

OURENSE 12/10/2019.- Solar de As Burgas y antigua prisión. José Paz
photo_camera La parte posterior del solar, con las traseras de la vieja cárcel al fondo. (JOSÉ PAZ)
Están a punto de cumplirse veinte años del convenio para la construcción de un hotel balneario de lujo en As Burgas. Hoy, además de una escombrera, es la demostración de aquella avaricia urbanística y de la apatía de una ciudad que se dice termal.

Pronto hará un año que una sentencia del Tribunal Supremo desestimó la pretensión de una sociedad, Xardín das Burgas, de obtener una indemnización de 16 millones de euros por no poder construir un hotel balneario al lado de las fuentes. ¿Motivo de ese impedimento? La zona se había declarado Bien de Interés Cultural (BIC), entre otras cosas, para evitar daños en las surgencias termales, como así había ocurrido a finales de enero del año 2005, precisamente por la impericia y la temeridad de la empresa. 

Pronto hará veinte años de la fecha en la que se urdía uno de los mayores fiascos termales de la ciudad. Antes, como ahora, el manantial sigue siendo generoso, brota sin parar esperando que alguien repare en su riqueza. De momento, el oro sigue bajo los escombros de la antigua Casa de Baños, que se tiró para recalificar el solar y permitir un edificio que nunca se hizo porque la empresa que lo promovía jamás había hecho un hotel balneario, ni intención demostró. Su propósito era vender el solar con mayor edificabilidad y recoger beneficios.

Ourense saldrá de su postración secular en materia termal, aventuró el gobierno local, entonces presidido por Manuel Cabezas, cuando dio a conocer el convenio urbanístico con Xardín das Burgas en febrero del año 2000. Lo que iba a ser comienzo de todo acabó siendo el final de nada. El boceto (que no proyecto) prometía entonces un hotel balneario de cuatro estrellas  y 160 habitaciones. Y, ya puestos, en la empresa y el Concello no descartaban una planta embotelladora de agua mineral. 


Los primeros reveses


Con la coqueta Casa de Baños —que ocupaba el solar— ya demolida, la ciudad se creyó que algo mejor vendría para la parcela. Craso error. Ni entonces, ni ahora. Ya enero del 2000 un informe de la Concejalía de Urbanismo advertía de posibles daños en los ​ac​uíferos ya que la empresa carecía de solvencia en el sector balneario. Nada importó y la operación continuó con arreglo a la hoja de ruta urbanística.

Se habían expropiado por 80 millones de pesetas los almacenes de frutas colindantes con la zona de rianxo de la plaza para liberar espacio. El primer boceto de intervención no llegaría hasta el año 2002 y el proyecto entró en dependencias municipales en mayo del 2004. 

Sin embargo, la empresa se hizo el remolón esperando que cuajase una operación de venta que se truncó en noviembre del mismo año al destaparse las importantes plusvalías previstas después de haber obtenido la recalificación del solar. Xardín das Burgas no tuvo entonces otro remedio que ponerse a la tarea y encargar algunos trabajos en la zona, por ejemplo el sellado de los acuíferos para proteger los manantiales de agua termal. Esa operación no hizo más que acrecentar y fundamentar las sospechas de que el proyecto no era de fiar.


Merma de caudal


En enero del 2005 se produjeron importantes mermas en el manantial de As Burgas, que a punto estuvieron de secar las emblemáticas fuentes. Ahí se rompió el idilio entre la promotora del hotel y el gobierno de la ciudad, aún con Manuel Cabezas en la alcaldía, que pasó entonces a cuestionar la solvencia del proyecto y mostrar la desconfianza por la capacidad de Xardín das Burgas. De hecho en febrero de aquel año se anuló la licencia. 


Declaración de BIC


El frenazo definitivo se estaba preparando: en el año 2005 hubo elecciones autonómicas y el bipartito del PSOE y el BNG pusieron la proa a ese proyecto, de tal forma que en marzo del 2006 ya se anunciaba que la Xunta iniciaba el expediente de declaración BIC de As Burgas, con lo que suspendía todas las actuaciones previstas en la zona. El expediente sería formalmente aprobado en febrero del 2007. La protección alcanzaba el solar, la plaza de abastos, la vieja cárcel o parte de la alameda, entre otras zonas.

La máxima protección, como se garantizó entonces, puso freno a los desatinos de una promotora, pero poco más. Ni otras empresas privadas ni la iniciativa pública han mostrado nunca desde entonces el más mínimo interés por recuperar una zona por cuyo subsuelo circulan manantiales de contrastada riqueza. 

Todo allí es viejo ya y solo recibe la sombra que proyecta una parte de otra fantasmagórica construcción: la vieja cárcel, asentada sobre el manantial, y que también se quiere venir abajo. Cansada, harta, sin duda. 

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