Llegó a la oficina de atención al venezolano la pasada semana, convirtiéndose en la número 403 en llegar desde que abrieron
Eliana García no quiso ni esperar a votar. El pasado 28 de abril llegaba a Ourense con su hijo pequeño, de tres años, procedentes de Venezuela. No aguantaba más allí. A Ourense, en teoría, no le une nada, solo una amiga que ya estaba aquí instalada. Aprovechó que el niño tiene nacionalidad española (el padre es español) para desplazar a España. "No me quise arriesgar quedándome allí. Ya no hay maestras en la escuela. La situación era ya insoportable. Ahora espero empezar acá en Ourense de cero. Estoy aterrada, porque dejé allá toda mi vida y mi trabajo", relata García.
"Vendí todo lo que tenía para comprar los pasajes y quedarme con algo de ahorros. Solo quiero poder educar a mi hijo y trabajar. Con todo lo que vendí saqué para vivir tres meses. Por el apartamento apenas me dieron 7.500 dólares", explica. Llegó a la oficina de atención al venezolano la pasada semana, convirtiéndose en la número 403 en llegar desde que abrieron.