Las mujeres embarazadas podrán elegir a partir de junio entre dar a luz sin medicación para el dolor o con aplicación de anestesia epidural, gracias a la dotación del Servicio de Ginecología y Obstetricia del CHOU de una bañera de dilatación y sillas fisiológicas para el alumbramiento. Aunque el número de gestantes que se plantea este tipo de partos es muy bajo, un tres por ciento, el jefe de este servicio, José Luis Doval, indica que a partir de la no medicación absoluta hay muchas variables.
El Complexo Hospitalario contará en el plazo de un mes y medio con una unidad de parto natural. Con este fin, el servicio de Ginecología y Obstetricia ya está habilitando dos habitaciones individuales y dos dobles, para facilitar el alumbramiento y que la mujer esté acompañada en todo el proceso por la persona que elija.
Según el responsable de este servicio, José Luis Doval, cuentan con un presupuesto de 93.000 euros para su equipamiento, consistente en una bañera para favorecer la relajación, material para que la embarazada esté monitorizada a distancia (a través de telemetría) y sillas para el parto vertical.
La mujer dejará de estar secuestrada en una cama durante la dilatación, que puede ser de horas, y podrá decidir si quiere sentarse, caminar y cómo parir (sentada o acostada y acompañada o no). El parto evolucionará sin interferir y la mujer será más protagonista del proceso, señaló Doval.
Paralelamente, este servicio está trabajando en el protocolo de organización interna entre ginecólogos y matronas, para definir la asistencia al parto natural, es decir, a partir de qué momento deja de ser de bajo riesgo y precisa medicalización, siendo necesaria la presencia del facultativo especialista.
Como consecuencia, a partir de junio será la mujer embarazada la que decida si quiere un parto con epidural o no y para ello recibirá información durante los cursos de preparación al parto, así como formación en técnicas de relajación y analgésicas. Pero esta opción sólo será válida en los partos de bajo riesgo, la mitad de los que se producen en el CHOU, donde el 75% son con epidural.
Según el responsable de este servicio, José Luis Doval, cuentan con un presupuesto de 93.000 euros para su equipamiento, consistente en una bañera para favorecer la relajación, material para que la embarazada esté monitorizada a distancia (a través de telemetría) y sillas para el parto vertical.
La mujer dejará de estar secuestrada en una cama durante la dilatación, que puede ser de horas, y podrá decidir si quiere sentarse, caminar y cómo parir (sentada o acostada y acompañada o no). El parto evolucionará sin interferir y la mujer será más protagonista del proceso, señaló Doval.
Paralelamente, este servicio está trabajando en el protocolo de organización interna entre ginecólogos y matronas, para definir la asistencia al parto natural, es decir, a partir de qué momento deja de ser de bajo riesgo y precisa medicalización, siendo necesaria la presencia del facultativo especialista.
Como consecuencia, a partir de junio será la mujer embarazada la que decida si quiere un parto con epidural o no y para ello recibirá información durante los cursos de preparación al parto, así como formación en técnicas de relajación y analgésicas. Pero esta opción sólo será válida en los partos de bajo riesgo, la mitad de los que se producen en el CHOU, donde el 75% son con epidural.
