DESAPARICIÓN

Empapado de dolor por Andrea

El noveno día de búsqueda de la joven ourensana desaparecida en Riazor finalizó sin éxito; Protección Civil temió hace tres días por un amigo que pasó horas contemplando el lugar de la tragedia empapado.

Con la puesta de sol se apagaron las esperanzas de que al noveno día el mar devolviese el cuerpo de la joven ourensana Andrea Domínguez. Sobre las dos de la tarde de ayer se recibió una llamada avisando de la presencia de objetos flotando cerca de la coruñesa playa del Matadero. El dispositivo de búsqueda compuesto por el helicóptero de rescate Helimer, la lancha de Salvamento Marítimo, la embarcación de la Cruz Roja, la zódiac de los Bomberos de A Coruña y miembros de Protección Civil acababa de ser suspendido, pero los bomberos regresaron para recuperar una camiseta de color blanco de la que "no se tiene constancia de que perteneciese a la víctima", afirmó más tarde Carlos García Touriñán, coordinador de Seguridade Cidadá da Coruña. "La gente quiere ayudar. Ve algo en el agua y nos llama inmediatamente, como el otro día cuando pensaron que la habían encontrado y se trataba de una estacha", había comentado minutos antes del nuevo aviso un voluntario de Protección Civil mientras escudriñaba las rocas de la zona de la Casa del Hombre con unos prismáticos. 

Hace tres días la advertencia no fue por un avistamiento en el agua, aunque también estaba relacionada con la desgracia de Andrea. Una señora detectó al mediodía que un joven llevaba mucho tiempo contemplando el mar sin importarle la intensa lluvia con la mirada perdida justo en el punto donde Andrea se adentró en el Atlántico la madrugada del Viernes Santo tras asistir a un concierto con dos amigos. "Nos acercamos al él, creo que era el novio porque ya lo había visto en otras ocasiones, y en dos horas no fuimos capaces de sacarle más palabras que 'no, sí y vale'. Tenía los puños apretados y miraba fijamente al mar sin importarle lo que sucedía alrededor. Yo le dije que nos fuésemos porque se estaba empapando y sólo vestía una sudadera, pero no hizo ni un gesto", comenta el voluntario de Protección Civil que se acercó para interesarse por lo que le sucedía. "Temimos que pudiese intentar una locura y por eso no lo perdimos de vista durante todo el tiempo que estuvo allí", añade. Más tarde se personó en la Coraza, como se conoce al espigón que separa los arenales de Riazor y del Orzán, un psicólogo de la Policía Local, pero tampoco fue capaz de entablar conversación con el amigo de Andrea. Ni siquiera consiguió que le facilitase su nombre para encontrar una rendija por la que poder colarse en el muro de dolor. 

MUY AFECTADO 

"Al chaval se le veía muy afectado. Yo llegué a pensar que estaba esperando a que nos marchásemos para intentar hacer algo". Pero los voluntarios no se movieron hasta que el muchacho se dio media vuelta  sin decir nada para perderse en la ciudad. Habían pasado más de dos horas.  Agentes de la Policía Local también vigilaban la escena a través de las cámaras de seguridad para actuar en caso de percibir alguna señal inequívoca. Intentaron seguir sus pasos a través de las pantallas,  pero a los pocos minutos acabaron perdiéndolo. 

El tío de la joven ourensana acude todos los días a agradecer el trabajo del dispositivo de búsqueda

Hasta la Coraza también se acerca a diario Francisco Domínguez, el tío de la joven ourensana, para agradecer a los componentes del dispositivo de búsqueda el esfuerzo que realizan para localizar el cuerpo, muchas veces desafiando las peligrosas condiciones del mar. "Siempre viene a darnos las gracias y él también se pasa muchas horas caminando entre las rocas por si ve algo", comenta otro miembro de Protección Civil con familia en Viana do Bolo. 

Hoy se retoma a búsqueda. Los componentes del dispositivo están esperanzados porque el mar acostumbra a devolver los cuerpos de los ahogados a partir del séptimo día y las corrientes de la ensenada coruñesa suelen enviarlos hacia la zona del Matadero o del Millenium. La búsqueda será como ayer por mar, tierra y aire, si las condiciones meteorológicas lo permiten. Son conscientes de que estos días son fundamentales para devolver a Andrea a sus padres. 

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