El inicio de la pandemia colocó a una serie de colectivos como esenciales, como es el caso de los trabajadores de los servicios sociales comunitarios. Un año después, en plena campaña de vacunación, no forman parte de los colectivos prioritarios. “Esperabamos que nos metesen na quenda de outros traballadores sociosanitarios, como no caso dos centros de día, pero non nos chamaron”, afirma Vitoria Diéguez, trabajadora de atención temprana en la Mancomunidade de Verín.
En el confinamiento siguieron trabajando desde sus oficinas y, desde mayo, no cesaron en la atención presencial. “Non pedimos a vacina por nós, facémolo polos nosos usuarios. Cada día atendemos a moitas persoas”, señala Diéguez. En su caso, el contacto es principalmente con niños, pero otros compañeros se encargan de otras áreas sociales con variedad de usuarios por los que temen ser un “vector de contaxio” que les transmita el virus. “Temos a unha compañeira illada porque se contaxiou, aínda que seguimos todos os protocolos, o risco está aí”, destaca.
La situación se repite entre todos los trabajadores de servicios sociales comunitarios de Galicia, que no entran en la estrategia de vacunación. Algunos se están inmunizando por su edad, pero no por ser empleados esenciales: “Estivemos na primeira liña para traballar, pero non para vacinarnos”, lamenta.
