Ocho encapuchados asaltaron a última hora del pasado domingo la vivienda de una vecina de la localidad de Casmartiño, en el municipio de Pereiro de Aguiar. La víctima, identificada como M.I.V.B., de 71 años, se encontraba sola en ese momento. Uno de los delincuentes la abordó y, tras intimidarla, la retuvo en una sala, mientras sus compañeros revolvían toda la casa en busca de dinero y objetos de valor. Se adueñaron de más de 2.000 euros.
El robo se produjo sobre las once de la noche. La vivienda está en el centro de una finca ajardinada, toda ella cercada por una verja metálica. Los encapuchados accedieron al interior cortando parte del cierre en la parte posterior de la finca, posiblemente tras dejar estacionado su vehículo en los accesos a la carretera OU-536 (Ourense-A Rúa), que discurre a escasa distancia. Los ladrones, tras recorrer agachados el jardín, sorprendieron a la víctima en la entrada de la casa, donde la obligaron a entrar al interior y permanecer en silencio en una de las salas. Uno de los delincuentes, que hablaba en idioma portugués, se apostó en la puerta y vigilaba cada uno de sus movimientos. Mientras, sus compañeros revolvieron durante más de media hora todo el mobiliario de la vivienda en busca de la caja fuerte con dinero y objetos de valor. Tras encontrar más de 2.000 euros, que la mujer guardaba en una caja, se dieron a la fuga sin causar, salvo el susto, daño a la víctima.
La Guardia Civil acudió de inmediato al lugar y estableció un amplio dispositivo de búsqueda en la zona con el objetivo de localizar a los delincuentes. El operativo, se prolongó durante la madrugada del lunes y afectó a los accesos a la ciudad pero no dio frutos. Los agentes realizaron una inspección ocular en el inmueble para encontrar huellas que permitan identificar a los delincuentes que, al parecer, además de cubrirse el rostro con capuchas llevaban guantes.
Los efectivos de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil continuaban ayer con las pesquisas y no descartan que los encapuchados recabaran previamente información sobre la casa y los movimientos de la víctima con el objetivo de sorprenderla cuando se encontrara sola en el interior del inmueble.
Los agentes están llevando a cabo las pesquisas con total mutismo, lo que impidió conocer detalles de la investigación y los rasgos físicos o vestimenta que utilizaban los asaltantes.
Sucesivos robos
La víctima, con la que ayer no pudo contactar este periódico pese a los sucesivos intentos y llamadas al timbre de la puerta, tiene un hijo, con el que regenta en la actualidad una estación de servicio en una margen de la carretera OU-536. El negocio, en el que ayer declinaron hacer ningún tipo de comentario, ya sufrió varios robos en los últimos años. Uno de los más rocambolescos se produjo hace dos años cuando un delincuente se cubrió el rostro con una caja de cartón con el anagrama de Pipas Facundo, que le cubría hasta los hombros.
El ladrón, que no llegó a ser detenido, se adueñó, tras forzar la puerta, de 4.000 euros en efectivo que había en un cofre y 20 latas de aceite para motor de coche, además de productos de limpieza y alimenticios que había en las estanterías de la tienda. La cámaras de seguridad grabaron su singular modus operandi.