Las entidades sociales no entienden de política: "No podemos esperar”

La cara más oscura de la actual situación de inestabilidad política y la ausencia de presupuestos corresponde al área social. Al medio año que se está postergando la cita para atender a personas en situación de emergencia se suma la ausencia, hasta la fecha, de los convenios sociales del Concello con entidades tan fundamentales como Cáritas o Cruz Roja, que afrontan un año crítico sin un horizonte claro. “Nos sentimos perjudicados por esta situación, está claro. Hacen falta unos presupuestos”, reclama la directora de Cáritas Ourense, María Tabarés. “Independientemente de si la gestión es buena o no, lo que está claro es que los convenios están sin firmar. Otros años a estas alturas no estaban firmados pero al menos sabíamos cuánto íbamos a recibir. Ahora mismo no sabemos a qué atenernos, y eso genera inseguridad”, apunta Tabarés. En la misma línea, el presidente de Cruz Vermella Ourense, Felipe Ferreiro, hace un llamamiento a “que estes convenios poidan estar canto antes, porque as persoas vulnerables precisan axuda independentemente da situación política”. El año pasado Cruz Roja recibió 75.000 euros extra en un convenio firmado en octubre, unido a los 25.000 que le correspondían, para hacer frente a la complicada situación causada por la pandemia. También dobló el Concello en 2020 la aportación a Cáritas, al pasar de 125.000 a 250.000 la cantidad aportada ante el incremento de demanda en el comedor social por la crisis. A estas alturas, y pese a que los distintos partidos pidieron en enero y marzo en el pleno la firma urgente de estos convenios, siguen sin salir adelante. A la espera Todas estas aportaciones, que el año pasado con presupuestos pudieron hacerse realidad, dependen de modificaciones de crédito negociadas con la oposición. A punto de acabar abril, nada saben las entidades sociales de esto. “O alcalde plantexou que o renovaríamos pero de momento aínda non sabemos nada. Canto antes o asinemos, mellor. O social non pode esperar. Todos os grupos din estar de acordo”, añade Ferreiro. María Tabarés se expresa en términos similares. “Si todos los partidos por separado dicen estar de acuerdo en que recibibamos ese dinero, no sabemos por qué juntos no se ponen de acuerdo”, subraya la directora de Cáritas. “Ni se ha firmado ni sabemos nada. El año pasado al menos sabíamos la cantidad que tendríamos”, añadía. “Estaría ben saber alomenos que cantidade teremos para poder planificar”, complementa Ferreiro. Diversos partidos insisten en la “necesidad urgente” de llevar modificaciones de crédito, ante la falta de presupuesto, para firmar estos convenios y las ayudas de emergencia. Presupuestos descartados La opción de aprobar un presupuesto ha quedado totalmente descartada por el alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, y la posibilidad de aprobar estas subvenciones nominativas a entidades sociales necesita de una mayoría en el pleno que la grave crispación política amenaza. En todo caso, los grupos coinciden en la necesidad, y algunos, como el BNG, piden un esfuerzo adicional para extenderlas a todo el Tercer Sector. Sin plan para los sintecho desde el toque de queda Desde el Concello de Ourense habían dicho en el pleno del pasado mes de marzo, a preguntas de la oposición, que estaban “na dinámica” de renovar estos convenios especiales con Cáritas o Cruz Roja, sin que se haya avanzado en esa línea, al tiempo que los colectivos sociales advierten de una situación complicada, bien entrados en 2021, con muchos demandantes de alimentos en el comedor social o gente durmiendo en las calles pese al toque de queda imperante. Si en la primera ola de la pandemia se acondicionó el albergue de peregrinos como zona para el descanso sin días de límite para sintecho y se habilitó el pabellón de Oira para aquellas personas sin hogar que tuvieran que hacer cuarentena, el gobierno local se desentendió totalmente de esta tarea en los últimos meses, pese a las peticiones para hacerlo. El Fogar do Transeúnte solo permite estancias de tres jornadas con tres meses de margen. Actualmente, el perfil más común de los que pernoctan en la calle son hombres de 35 a 50 años y que no suelen contar con una red de apoyo social ni familiar. También se desconoce qué ha sido del censo de sintecho que Jácome prometió al inicio de mandato y el edil Telmo Ucha dijo tener a punto de acabar a finales de febrero.