Sucesos | Un escalador ourensano muere tras caer 30 metros en los Picos de Europa

El escalador ourensano Alfonso María Vega “Chete”, de 52 años, falleció el miércoles por la tarde tras precipitarse 30 metros de altura en los Picos de Europa. Iba en compañía de su mujer y su hija, con las que salía a la montaña habitualmente. En esta ocasión estaban en el Jou de los Cabrones (Cabrales). Allí, Vega se disponía a rapelar una pared cuando cayó desde lo alto. Su mujer y su hija resultaron ilesas y llamaron a emergencias. El Grupo de Rescate del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) acudió a bordo de un helicóptero medicalizado de Bomberos de Asturias para rescatar a las tres personas. El ourensano fue trasladado con pronóstico muy grave, con un politrauma, al Hospital Universitario Central de Asturias, en Oviedo, y su mujer, Elena Vasconcellos, y su hija, Alicia Vega, tuvieron que bajar caminando acompañadas por un bombero-rescatador y el guía del refugio de Cabrones, que las llevó hasta esta caseta de montaña. Pese a que se pudo trasladar al escalador al hospital, la niebla impidió el regreso de su familia en el helicóptero. Pasaron allí la noche y ayer a mediodía las trasladaron en helicóptero a Poncebos, donde tenían aparcado su vehículo. Para evacuar al hombre, tuvieron que llevar a cabo varias operaciones de grúa en las que se desplegaron más de 40 metros de cable. Horas más tarde de llegar al hospital en Oviedo, el escalador fallecía. Amante de la naturaleza Alfonso Vega era ourensano pero residía con su familia en Tui. Desde allí trabajaba como informático para varios hospitales del grupo Ribera. La montaña era su gran afición y, sobre todo, acudir a ella con Elena y Alicia. También disfrutaba a menudo de la fotografía, un hobby heredado de su padre. Su familia afirma que también era un experto en relojes, que reparaba él mismo, “sin que nadie le hubiese enseñado”, indicó su hermana, Judit Vega. Su familiar afirmó que la noticia les dejó en estado de shock. “Estaba feliz en la montaña”, señaló este jueves. Define a su hermano como un amante de la montaña desde hace más de 30 años: “Nuestros padres nos enseñaron a amar la naturaleza y a querer nuestra tierra y eso hacía de él un hombre de una inteligencia extraordinaria, adoraba la naturaleza y el terreno”. Para su hermana, “Alfonso se sentía libre en las montañas, allí gestionaba su saber y su personalidad”, explicó. “Apreciaba las cosas simples, admiramos la grandeza de lo que nos rodea”, añade. Un valor inculcado Alfonso, “Chete”, inculcó a su hija Alicia la pasión por las montañas y la escalada. A sus cinco años, la niña figura entre las más jóvenes en escalar el Naranjo de Bulnes, en la cordillera Cantábrica. Los tres emprendieron una subida de 500 metros verticales de la pared oeste desde el refugio de Vega de Uriellu, en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Además, no era la primera vez que la niña escalaba en compañía de sus padres. Anteriormente también había subido al monte Galiñeiro, en Vigo, y al Faro de Budiño, en O Porriño.