RELIGIóN

La escasez de sacerdotes obliga 
al Obispado a aglutinar parroquias

Ante la dificultad para reducir su número, ha creado Unidades de atención parroquial para optimizar la labor de los pocos curas

El problema demográfico de la provincia y la falta de vocaciones sacerdotales genera consecuencias también en el ámbito religioso. Desde hace varias décadas, la Diócesis de Ourense cuenta con un total de 735 parroquias, una cifra que contrasta con sus 220 sacerdotes –solo 170 de ellos en plena actividad–, obligados a oficiar en todas ellas

La caída de la población ha provocado que los 420.000 habitantes que abarcaba la Diócesis en 1950 hayan pasado a los 270.000 de la actualidad. La bajada demográfica ha afectado tanto a los párrocos como a los feligreses, por lo que el problema, más que proporcional, tiene que ver con el mantenimiento de una atención a cada feligresía.

El Obispado lleva muchos años consciente de esta situación. Tanto, que ha barajado diversas medidas a tomar, como podía ser la supresión de parroquias, una solución que fue descartada por razones obvias, ya que conllevaría el cierre de cementerios y anular toda la labor social que ejercía cada iglesia, además de lentos trámites en el ámbito del derecho canónico.

Leonardo Lemos Montanet, obispo de Ourense desde 2011, acometió dos años después la reducción del número de arciprestazgos de la Diócesis ourensana, que pasaron de 28 a 12. Concretamente, el mapa se reparte ahora entre cuatro de estos departamentos, que dividen de modo radial el entorno de la ciudad, y otros ocho más por la geografía de la Diócesis: Carballiño, Celanova,Ribadavia, Baixa Limia, Allariz, A Limia, Os Milagres y Verín.

Pero a nivel más cercano al fiel, la gran novedad puesta en marcha por el Obispado fue la creación de las Unidades de Atención Parroquial. Con cinco en estos momentos –y la previsión de incrementar su número a corto plazo, al menos en tres más–, este sistema de unidades ubica, alrededor de una parroquia principal de referencia, otras feligresías que se atienden de modo regular. Baltar, Verín, Allariz, Celanova y Os Milagros ya funcionan con plena operatividad.

El número de sacerdotes de cada unidad varía según la mayor o menor demanda. Mientras Baltar, la más rural, solo cuenta con uno, las demás presentan tres o cuatro, dado el alto volumen de población a atender. En este último caso, uno de los sacerdotes ejerce como responsable de la unidad, mientras los demás distribuyen los sectores de evangelización, como son la catequesis, la juventud, las personas mayores o el patrimonio, entre las distintas parroquias que abarca cada entorno pastoral.

Sin embargo, de algo sí saca pecho el Obispado. En torno a 60 de sus 220 sacerdotes son menores de 50 años, y su actitud ante la entrada de este nuevo concepto de atender a los fieles es positiva. Varios están pendientes del rendimiento de las unidades de cara a sumarse a ellas o a constituir otras nuevas.

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