“Estamos alarmados, las colas del hambre se han duplicado desde julio”

La inflación y el desempleo merman las donaciones de alimentos y aumentan el número de personas que necesitan ayuda para llenar la nevera en Ourense. “Estamos alarmados; las colas del hambre se han duplicado desde julio, y eso es poco habitual. Cada vez hay más gente a la que le cuesta llegar a fin de mes”, asegura José Ángel Feijóo Mirón, párroco de Santa Eufemia, delegado de Cáritas y rector del Seminario. Unas 80 familias acuden dos veces al mes a recoger alimentos a esta iglesia del Casco Vello. “Antes venían todas el mismo día y ahora se reparten entre los martes y jueves. Lo hemos hecho por respeto a ellas; así el reparto es más ágil y tienen que hacer menos cola”, explica. SUELDOS INSUFICIENTES Más de la mitad son personas que han llegado a la ciudad de otros países, principalmente de Venezuela y de Cuba, y el resto es gente de aquí. “Vienen trabajadores con empleos precarios cuyo sueldo es insuficiente para vivir y gente mayor con problemas de movilidad a la que le llevamos la comida a su casa”, señala Feijóo Mirón, que afirma que vienen pocos toxicómanos. “Suelen ir al comedor social de Cáritas, llevan una vida muy desestructurada y no acuden a nuestra parroquia”, dice. En el almacén de Santa Eufemia se reciben cargamentos del Banco de Alimentos, pero más de la mitad de lo que reparten lo compran con dinero de la parroquia. “Usamos el dinero que dan los feligreses para comprar comida. Además, algunos supermercados nos hacen donaciones o nos ceden excedentes. Si el Banco nos trae pasta, arroz, legumbres y galletas, nosotros lo complementamos con carne, fruta y hortalizas frescas, leche o azúcar. Tenemos un congelador para conservarlo todo”, indica el sacerdote. Un grupo de voluntarios se encarga del reparto y de organizar qué se entrega cada semana; la mayoría son jubilados porque las entregas se hacen a media mañana. “Si un día se reparte pasta, atún y tomate, en la siguiente se distribuye arroz y verduras”, afirma. La previsión para el otoño y el invierno no es optimista. “Siendo realistas, ahora aumentará el gasto en calefacción y vendrá más gente para ahorrar en comida”, calcula. “En estas colas del hambre hay gente que nunca se habría imaginado que iba a estar aquí. Los que han venido de Venezuela pensaban que su situación en España iba a ser mucho mejor, pero hay pocas ayudas”, señala el párroco, que asegura que intenta estar presente durante los repartos y hablar con la gente. SOS A PARTICULARES Y EMPRESAS El párroco pide ayuda económica a particulares y empresas durante todo el año. “Esta necesidad no es puntual ni solo por Navidad. La gente necesita comer todo el año”, reclama Feijóo Mirón. ”Las personas que vienen aquí con sus carritos de la compra son muy agradecidas, pero es cierto que tener que pedir comida es una situación muy triste”, confiesa.