PASÓ LO QUE PASÓ

Estas son las marcas que arrasan

Más interesante que las argucias del cibersexo, más relevante que la última promesa del AVE, más elocuente que las dificultades termales. Lo que más interesa es saber qué marca va a venir.  

Todo sea por los miles de familias

La gente está deseando saber dónde se puede gastar los cuartos o conocer dónde lo hacen los que pueden hacerlo. Antaño los escaparates de las pastelerías estaban llenas de lametones, placeres virtuales mientras los ojos saltaban de las órbitas para posarse en la bandeja de los bollos de leche. Nos parábamos ante la exposición de viandas y mariscos de aquel restaurante del que todo el mundo hablaba para admirar los productos con los que soñaba Carpanta. Miles de personas se han echado estos días a la lectura de la información que detallaba de qué va el centro comercial previsto en San Cibrao con la avidez con la que el personaje de Escobar soñaba con el pollo asado. En apariencia, los lectores están deseosos de que se hagan las obras, urgidos a consumir. Pero pudo haber sido solo un alarde de cotilleo, un a ver si viene el Ikea o el Decathlon. Los promotores del parque comercial le ponen acento andaluz al proyecto, que siempre pegó mucho aquí. De hecho, Touriño fue el único presidente gallego que habló en la lengua de Rosalía con acento de Cádiz. Le ponen deje del sur y seseo porque de allá y de la meseta vienen los promotores de la nueva red de tiendas que llega porque aquí estamos con el ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio. Qué será de aquellos campanudos comerciantes que rodilla en tierra imploraron que no llegasen a la ciudad nuevos sitios de compra porque sería la ruina "de miles de familias". El Corte Inglés o Eroski quedaron por el camino por esa especial capacidad de torpedearlo todo que tanta fortuna ha hecho. Las rogativas de aquel dirigente comercial tuvieron eco y el cordón sanitario a las inversiones dejó fuera a las grandes superficies programadas, no por sus oraciones, sí por la miopía municipal. Falta, claro la segunda parte de la proposición: está por demostrar que a las tiendas y a las "miles de familias" le haya ido mejor con las rayas rojas. La fiebre por los sitios de compra no revela disponibilidad de gasto, solo apetencia. Y de eso viven bancos y promotoras de centros comerciales, esas que no vienen a la ciudad, pero que la sitian como los sioux al fuerte en el que se acuartela el séptimo de caballería. Todo sea por los "miles de familias". 

Colgando el cartel de no molestar

Debemos ser en Ourense muy de preservar. Y si no lo somos, alguien lo está haciendo por nosotros. La Administración legisla, decreta, fiscaliza, sanciona. Preserva, claro, y lo hace por el libro. Una parte del Miño tiene un alto grado de protección piscícola y avícola, sobre todo en época de cría. Las especies han colgado el cartel de no molesten a las orillas y los funcionarios que custodian los márgenes llevan traje negro, gafas oscuras y pinganillo, como los escoltas de Putin. Por el río, entre Laias y Castrelo, entrenan remeros o piragüistas de Alemania, Australia o Bielorrusia, entre otros. Se hospedan en los balnearios de Caldaria, que ha levantado la paletilla gracias a estas estancias y al programa de termalismo social, entre otras oportunidades. La empresa estaba tocada del ala, iba camino de ser ese ejemplo de termalismo teórico que tantos adeptos encuentra, pero ha entrado en la senda de las cuentas saneadas. Más de una vez los remeros fueron increpados y las quejas alcanzan al ruido de la lancha que les acompaña porque molesta a patos y carpas, que tienen su derecho a descansar y que no se les altere la concentración para el apareamiento. La Administración que consiente trasiego de alcohol y ruido en zonas de copas puede ser la que censure o sancione alterar la felicidad de la fauna. Será la que pague el paro y subsidie del desarrollo, pero seguiremos hablando de termalismo teórico y, por supuesto, de bienestar animal. 

Nos conectamos y lo hacemos

Un carballiñés denunció haber sido chantajeado por una mujer con la que mantuvo cibersexo. Son cosas de la tecnología, que acabó con el estudias o trabajas o el ensayar la sonrisa perfecta ante el espejo. Se acabó preparar el baile de Travolta gastando pista para engatusar a la prójima. Internet acabó con la ceremonia de la berrea y ahora basta un "nos conectamos y lo hacemos". Pides un coche por Uber, la comida a Just Eat, reservas un hotel en Booking o haces un viaje compartido gracias al BlaBlaCar. También un "servicio" on line para una liberación carnal, pero al otro lado había una lagarta. Una vez le preguntaron a Camilo José Cela cómo había resuelto las cosas del sexo en época de dictadura, privaciones y censura. "Jodiendo, como se ha hecho siempre", resolvió. Eso era antes, por lo que se ve. 

El tren de la vida

El tren de la bruja, el tren de la risa, el tren de la ilusión, el tren de vida... Y el tren de Renfe. Con su material obsoleto, sus retrasos y su falta de explicaciones por un servicio mejorable. Y con su AVE, claro, porque ahora vamos a vestir todos de domingo.

Como los remeros de las galeras
Como los atlantes condenados a sujetar los pilares de la tierra, los trabajadores de las obras del AVE viven ajenos al agotador debate de la finalización de las obras que sostienen los políticos, sobre todo cuando está cerca de la fecha de votar. Mientras fuera del túnel alguien con sabiduría administrativa y sonrisa de suficiencia recita el argumentario, dentro, en las entrañas de la tierra, se sigue horadando para conseguir el jornal. Había que acordarse de ellos, que trabajan como bogaban los remeros de las galeras, solo para que afuera un político pueda prometer el fin de obra.

 


EL PORTAFOTOS

Casiano y O Trampitán, disfrazados en este Entroido.

Hay quien se pasa toda la vida pensando qué quiere ser de mayor y se acerca al tránsito con la pesadumbre de nunca haber sido lo que en realidad fueron. Hay otra clase de personas que vive ajena a lo que dice el DNI, un cliché que ya solo vale para arreglar los papeles o para decir que eres tú a quien sabe que eres tú. Convivimos con perfiles que han subvertido el orden biológico y son más sus personajes que sus personas. Los apodos han conseguido más fuerza  que el nombre adquirido en la pila bautismal. Son esa clase de seres que deben todo sus padres pero no llevan sus apellidos, que quedaron perdidos al salir un día de Entroido, al doblar cualquier esquina. Pero esa personalidad verdadera no está al alcance de cualquiera. Muy pocos, ya casi nadie, quedan en Ourense con el arte suficiente como para conseguir que prevalezca lo que son sobre lo que aparentan ser. En realidad, O Trangallán y Casiano son cada Entroido lo que son. El resto del año se limitan a disimular, a pasar más o menos desapercibidos entre los convencionalismos sociales y sus hipocresías. Personas con nombre y apellidos, con su DNI, identidades impostadas que a nadie nos importan.  Para nosotros son O Trangallán y Casiano. Ese es su DNI y su ADN. Para qué más.

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