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Estéticas botánicas de Carlos J. Cárcamo y Ocañamartínez

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photo_camera El parque de Avilés de Taramancos, obra de Carlos Cárcamo

Visitar el Parque Avilés de Taramancos, surgido tras un esfuerzo ímprobo, cómo relató Chus González López, arquitecta implicada en la gestión de este suelo público, un espacio residual y degradado antes de 2009 en el curso final del río Barbaña / traseras de la calle Progreso, ha sido un descubrimiento, con la ‘Ollada na rúa’ nº 40 del COAG-Ourense. Puestas en marcha por su presidente, Alberto de Paula Prieto, y equipo, son un oasis de convivencia desde el conocimiento y el respeto por el patrimonio cultural con afán pedagógico.

Carlos Javier Cárcamo Álvarez es el creador de este parque. Ingeniero en Medio Ambiente, este paisajista municipal ha realizado una culta intervención que aúna aportaciones de gran calidad a la trama urbana de Ourense con imaginativos recursos hacia el nuevo cauce fluvial, reconducido hacia el Miño. Su lámina acuosa alargada y curvilínea es una memoriosa alusión a la otrora curva del cauce. De ella emergen siete columnas de agua, con chorro controlado por anemómetro, y un sistema de riego vía satélite al que se suma el alumbrado de reloj perpetuo. La jardinería vertical es pionera en Galicia con dos muros babylon y una bioescultura de sauces, ahora degradada, obra de reconocidos maestros cesteros que trabajaron con Benenedtta Tagliabue en el pabellón español de Shanghái. Detrás, unos artistas pintaron geometrías polícromas. En el centro del nuevo espacio ciudadano hay una peana circular de gresite negro sobre un espacio hexagonal. Los sutiles dibujos marinos del pavimento de hormigón se basan en los que Gaudí realizó originariamente para la casa Batlló. La zona de juegos es para niños autónomos y padres de psicología madura, con distintas bancadas, una red inter-edades y el tobogán con semi túnel, homologados en Alemania. El acero cortén en la escalera central, los módulos intercambiadores de lectura, estilo ‘les bouquinistes’ parisinos, y la plantación de 365 érbedos completan la culta propuesta de Carlos Cárcamo, ‘una reflexión emocional de un espacio y un río vital que reivindicar’.

REAL JARDÍN BOTÁNICO

‘De lo real y lo irreal’ subtitula José Antonio Ocaña Martínez sus Estéticas Botánicas. Es una muestra arte y ciencia en el espejo de la naturaleza que desarrolla en aquel singular jardín histórico modo de jardín: una gran talla de alcornoque en rojo con collar de Madrid. Este artista madrileño, pintor y escultor vinculado a Ourense, desarrolla en el Pabellón Villanueva, anexo al Museo del Prado, la instalación de Teseo entre piedras históricas dispuestas a broncíneo salido del horno de Xosé Cid. Ello y la instalación alrededor del estanque de Linneo con Mantelius, serie de gran predicamento para el artista, de esencia matemático-geométrica, que en 2004 mostró en el Centro Cultural de la Diputación, son de lo más sugerente. Algunas obras son de los primeros años ochenta; con ellas están ‘El Futuro & el plástico & la flor’, de este año, y las del Árbol de los colores, 2003/2017, de cinco por tres metros. Es una propuesta de gran alcance metafórico en clave quimérica basada en la división aristotélica de la Naturaleza, que comenzó en 2016 con el reino animal y mineral. 

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