La “eterna” obra de Rabo de Galo desespera a los vecinos

Una de las calles principales de Rabo de Galo, el pasado enero.  MIGUEL ÁNGEL
photo_camera Una de las calles principales de Rabo de Galo, el pasado enero. MIGUEL ÁNGEL
Cinco viviendas de Rabo de Galo se vieron afectadas por el desnivel que dejaron entre sus casas y la carretera

Las obras de Rabo de Galo continúan desesperando a los residentes del barrio. Además de sumar seis meses de retraso, en las pocas partes finalizadas, el resultado no es el esperado.

Hasta cinco  familias de la zona de la calle Carballo, donde se dieron por finalizados los trabajos,  no pueden entrar en su casa con el coche porque dejaron un desnivel entre la carretera y la entrada. “Las dieron por finalizadas y nos han dejado así, isto é eterno”, señalaron.

Algunos de los residentes de una calle más abajo protestaron al Concello al ver sus viviendas también escalonadas y lograron que les hiciesen un arreglo. Ahora, los vecinos de la calle Carballo apuntan que “las únicas casas que nos dejaron mal son las nuestras. También las de enfrente porque con la entrada  tan alta los vehículos no pueden acceder al garaje, pero además vive  una señora mayor que usa andador y no puede salir a la calle”, explican. 

Así, además de impedir la entrada en los garajes de varios coches, el día a día se vuelve dramático para algunos vecinos de edad avanzada que no pueden salir de sus propias casas. Para intentar buscar una solución, los vecinos se pusieron en contacto con los técnicos de Infraestructuras del Concello que les aseguraron que les llamarían, pero tras casi una semana, no recibieron ninguna noticia de ellos. Otros trataron de buscar soluciones caseras como la colocación de rampas de madera. 

Los trabajos de acondicionamiento en Rabo de Galo se iniciaron en febrero del año pasado y para finalizarlos se preveía un plazo de ejecución de seis meses. Un año después, el firme sigue levantado; los accesos, cortados, y la calle, llena de barro, surcos y obstáculos.

Mientras esto ocurre, se suman varios problemas. En verano, las zonas forestales que rodean el núcleo del barrio permanecían sin desbrozar, siendo un riesgo ante los incendios. Por otra parte, el estado de las vías principales impide la entrada de cualquier tipo de vehículo de emergencias, desde bomberos a ambulancias. “En caso de una emergencia, de un infarto por ejemplo, aquí estamos perdidos”, alertan los residentes.

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