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El éxito de este comercio es “cuestión de precio"

El ejemplo más reciente es el de Ten Home, una cadena comercial a nivel gallego que se ha instalado hace poco más de  un mes en una amplia nave de 4.000 metros cuadrados del Polígono Barreiros

Los empresarios chinos han innovado y han variado su imagen de cara al público, contratando a trabajadores locales y no circunscribiendo sus negocios exclusivamente al ámbito familiar. El ejemplo más reciente es el de Ten Home, una cadena comercial a nivel gallego que se ha instalado hace poco más de  un mes en una amplia nave de 4.000 metros cuadrados del Polígono Barreiros. El establecimiento, que inició su actividad el pasado 3 de mayo, es propiedad de una familia de origen chino y cuenta con ocho trabajadores en plantilla, de los cuales "todos son de nacionalidad española", según indicaron fuentes de la empresa a este periódico. "Solamente el encargado y el dueño son de nacionalidad china", aseguran. Las instalaciones cuentan, además, con un extenso espacio para aparcamiento. 

Se trata de un local dedicado a la venta de artículos de hogar y decoración, así como al bricolaje, que aterrizó en este área industrial escasas semanas después de que otro gran establecimiento del sector, BricoKing, anunciara su cierre en la carretera de Santiago. Precisamente, los dueños de Ten Home han pensado en ese mismo emplazamiento para abrir en próximas fechas otro negocio, esta vez exclusivamente dedicado al mundo del bricolaje, según avanzaron trabajadores de la empresa. "Están en alquiler y cuentan con empleados españoles. La verdad es que tengo que decir que desde el primer momento están colaborando activamente con la asociación", señala el presidente de los empresarios de este área
industrial, Alejandro Cruz.

La tienda Karmyn, en plena calle Paseo, es otro de esos negocios chinos de nuevo cuño. Eva Selas, una de las dependientas, explica que llevan dos años abiertos al público y que "no somos un bazar, estamos en el centro de la ciudad y reponemos colección cada 15 días". En cuanto a la calidad del producto, no lo duda: "Es una tienda multimarca, tenemos varios proveedores y fabricantes y apostamos por ellos y, en cuanto a los materiales, van desde el lino a algodón y fibras naturales o fibras sintéticas, estampados, lisos y con precios asequibles, competitivos con las grandes cadenas y ofreciendo el mismo corte". 

No es el único local de origen chino que ofrece moda a sus clientes en la ciudad. El Bazar Yun Lai lleva instalado en la calle Progreso "desde hace siete años", señala Li, esposa del dueño y empleada del comercio.

Explica que "al principio el alquiler mensual era de 2.000 euros, pero ahora ha bajado un poco". En Juan XXIII, otro gran establecimiento se dedica a la venta de ropa, aunque su dueño indica que no quiere hablar sobre el alquiler que paga.

El bazar Jiahao, en la calle Dalí, lleva abierto al público cuatro años. Su dependienta, que quiere mantener el anonimato, sí informa que los jefes "no son de Ourense, viven en Madrid y Portugal". Y señala: "Creo que se están aprovechando de la crisis y de que la gente que tiene menos recursos opta por este tipo de comercios; es cuestión de precio".

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