La extrapolación del 28M no garantizaría la Xunta al PP

Alfonso Rueda (centro), tras el comité ejecutivo del PP gallego.
photo_camera Alfonso Rueda (centro), tras el comité ejecutivo del PP gallego.
Pese al aumento popular, 49.591 votos en Galicia, la suma de los de PSdeG y BNG lo supera en 114.921

La extrapolación de resultados electorales suele conducir al error matemático, pero sirve para calibrar la intención o para matizar una sensación. Tras el adelanto electoral de las generales anunciado por Pedro Sánchez cuando Alberto Núñez Feijóo estaba celebrando la victoria del PP en las municipales y autonómicas, Galicia pareció durante unas horas encaminada a acudir también a las urnas el 23 de julio para elegir en el mismo viaje al presidente de la Xunta.

El vicepresidente Francisco Conde entreabrió la puerta a un adelanto por la mañana. La decisión se sustentaría en los 50.000 votos sumados al resultado de las municipales de 2019 –los 45.000 de Ciudadanos que no ha conseguido ni un concejal y 5.000 más– que le permiten recuperar la Alcaldía de Ferrol, la Diputación de Pontevedra y quedarse sin la de Lugo por un puñado de votos, además de la palanca de Núñez Feijóo en campaña para llegar a la Moncloa.

El presidente Rueda la cerró por la tarde tras la reunión del comité ejecutivo del PPdeG. El cálculo se impuso a la eufórica dinámica estatal de los populares a pesar de una subida incontestable en Galicia pero que no envió al PSdeG a la UCI del poder local, como se encargó de apuntar Luis Álvarez, portavoz parlamentario de los socialistas, ni contuvo el ascenso continuado del BNG en cada convocatoria electoral desde que lo capitanea Ana Pontón. Una mujer, la nacionalista Goretti Sanmartín, gobernará Santiago por primera vez a costa del socialista Xosé Sánchez Bugallo, que abandona la política tras perder el bastón de mando. El PP fue la lista más votada, pero lo que se dejó el PSOE lo amarró el BNG para que en Raxoi continúe mandando la izquierda.

La suma en frío indica que el PPdeG consiguió el domingo en toda Galicia 554.112 votos, 420.357 el PSdeG, 248.676 el BNG y 82.227 Otros, entre los que se encuentran las papeletas de Podemos y Marea Atlántica que se quedaron sin representación en A Coruña por unas décimas para alcanzar el 5% que permite entrar en las corporaciones locales. Los populares ganaron 49.591 apoyos en las primeras elecciones de Alfonso Rueda al frente del partido respecto a las municipales de 2019, los socialistas cedieron 76.022 y los nacionalistas sumaron 54.311. La cuenta entre el PPdeG y un bipartito PSdeG-BNG, con pactos engrasados en alcaldías y diputaciones, depara 669.033 votos para el bloque de la izquierda, 114.921 más que los populares.

Diferencia entre bloques

Si en la ecuación se incluyesen, a modo de ejemplo, los 5.627 votos en A Coruña de Marea Atlántica (4,87%) y los 4.804 de Podemos (4,1%) que supondrían dos concejales en María Pita de ir de la mano en una lista, la diferencia entre bloques sería mayor, aunque en el de la derecha habría que sumar los 21.162 votos logrados por Vox teniendo en cuenta que restan cuando no se consigue superar la barrera para entrar en las instituciones. La ultraderecha consigue por primera vez representación en Galicia. La irrupción es testimonial al tratarse de un concejal en el pequeño municipio ourensano de Avión. La provincia en la que el partido de Santiago Abascal tuvo más apoyos fue A Coruña, con 10.911 votos en 13 candidaturas.

Los 20.178 sufragios de Alternativa dos Veciños que dirige Ángel García Seoane –castrista confeso y alcalde del coruñés Concello de Oleiros, uno de los municipios con la renta per cápita más alta de España–, también le dieron la mayoría absoluta en Carral y puede gobernar en Fisterra. Estos y los 19.411 sufragios de Demoracia Ourensana resultan difícil de asignar al bloque de la derecha o a la izquierda para pronosticar el discurrir de la corriente en las elecciones gallegas del próximo año.

Casi todos contentos

Las tres fuerzas con representación en el Parlamento de Galicia se muestran satisfechas con los resultados o no tan descontentos como en una gran parte del Estado, en el caso del PSOE. El PP recupera poder en el primer examen de Rueda, el BNG gana una Alcaldía con mucha proyección como la de Santiago y mantiene la de Pontevedra pese a la pérdida de Fernández Lores de dos concejales y el PSOE conserva las de A Coruña y Lugo, a pesar de ser superados por el PP, además de la mayoría absoluta de Abel Caballero en Vigo que se daba por descontada pero no sirvió para mantener a Carmela Silva al frente de la Diputación de Pontevedra que presidirá Marta Fernández-Tapias como premio a mejorar los resultados en una plaza tan difícil como la viguesa. Caballero perdió un concejal y se quedó en 19, a dos ediles de los 21 que se había fijado, pero sigue siendo absoluto.

La batalla por las diputaciones con el sistema de partidos judiciales arroja resultados difíciles de asimilar si no se domina la normativa electoral. Socialistas y nacionalistas sumaron casi 76.000 votos más que los populares en la provincia de Pontevedra y pierden el control de la Diputación. Socialistas y nacionalistas sumaron en Lugo sólo 520 votos más que los populares y aguantan la Diputación por unos votos. Valentín González Formoso, secretario xeral del PSdeG, continuará al frente de la Diputación de A Coruña y de la Alcaldía de As Pontes. De la carrera por la Xunta parece descartarse y los socialistas tendrán que decidir si será Xosé Ramón Gómez Besteiro el que se enfrente a Alfonso Rueda o José Manuel Miñones. El sobresalto en O Pino por el posible adelanto duró hasta que Rueda afirmó que “as urxencias electorais do Partido Socialista para tapar os seus resultados non poden ser as urxencias de Galicia”. Confía en contar con Feijóo como presidente.

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