Una fábrica en Brasil, el próximo paso de expansión

La burbuja de las energías renovables en plena bonanza económica llevó a muchos empresarios a testar el sector. En Galicia, como en otros territorios, el concurso eólico puesto en marcha por la Xunta hizo creer a muchos emprendedores que habían llegado a Eldorado, pero el tinglado se vino abajo.
Kinetika, una empresa dedicada a construcciones metálicas singulares, irrumpió en el 2009 en el Parque Tecnológico. La sociedad invirtió siete millones de euros en la factoría y se dispuso a entrar en un mercado boyante, al menos en apariencia. Sus técnicos trabajaron en una patente, el pétalo metálico plegado. ¿De qué se trataba? José Luis Salgado, gerente, prefiere de hablar de “modelo de utilidad, más que de patente, para una torre eólica para que fuese más dinámica, más evolucionada y más barata, suponiendo sobre un 40% de ahorro sobre la torre convencional”. Era un invento que estaba llamado a prosperar.
Pero cuando el proceso de producción iba a comenzar, las inversiones en el sector eólico se paralizan y Kinetika se encuentra con la cartera de pedidos casi vacía nada más comenzar. “Nos vendieron una moto”, resume Salgado para referirse “a los políticos” que en teoría harían una apuesta por las renovables. A este hecho puntual habría que sumar la crisis general que aún mantiene al país al borde de la asfixia. Sin embargo, José Luis no se arredra: “Soy un emprendedor nato”. Decide hacer el camino de vuelta y centrarse en la construcción de estructuras metálicas singulares y a eso se dedica fundamentalmente Kinetika cuando cumple este mes cuatro años de andadura.
Varias obras públicas llevan su firma, entre ellas, las estructuras metálicas para el parking del aeropuerto de Vigo, los depósitos para aceites vegetales reciclados para varias provincias, entre ellas Ourense, depósitos de reciclado de neumáticos de caucho, fabricación de equipos para el sostenimiento de túneles, minas y obras subterráneas o fustes de torres eólicas. Sin embargo, la de mayor entidad es la que está en ejecución para el tendido del AVE en el Eje Atlántico, tramo Santiago-Vigo. Kinetika ha hecho las vigas de atado de gran tamaño que se han colocado en el fondo marino para el gigantesco viaducto que salva el río Ulla en Catoira.

EL EXTERIOR
“Somos una empresa de construcción metálica singular”, recalca José Luis Salgado, al tiempo que narra cómo su compañía quiere llevar ese modelo de producción a otros lugares. Define la situación española tanto desde el punto de vista económico como financiero como “una penuria, un calvario”, de ahí que esté a punto de producir en Brasil “con firma propia”, también en el sector de la construcción. Su presencia en el norte del país se constata ya desde el pasado año, pero el proceso de fabricación podría comenzar incluso antes de que finalice este año. Al menos ese es el plazo que maneja Salgado. “Para todo hace falta dinero, también para la internacionalización”, lamenta el gerente de Kinetika, en la línea de queja que transmiten muchos empresarios cuando hablan de la financiación de sus proyectos y actividades.
En cualquier caso, la empresa trata de dimensionar bien los pasos y apuntalar un futuro que desde el punto de vista empresarial aún es muy difuso. Los promotores de esta empresa han invertido siete millones de euros en la planta del Parque Tecnológico, de los que aproximadamente dos corresponden a bienes de equipo. La facturación cortó pronto su línea ascendente. En el 2010, primer año completo de producción, a punto estuvo de alcanzar los dos millones de euros, cifra que casi mantiene en el 2011, aunque un año después caería por debajo del millón.

“Si te va mal como empresario, te dejan como un mendigo”
José Luis Salgado ha tenido siempre claro que su destino profesional era ser empresario. Su orientación universitaria le llevó por el campo de la docencia, pero se vinculó al emprendimiento y el trabajo por cuenta propia. KinetiKa nació casi como una prolongación de una empresa de calderería que tenía su sede en el polígono de Barreiros. Asume que ser empresario es “un gran sufridor, casi un mártir en la situación actual”. Dice con rotundidad que no se arrepiente de nada, aunque reproche que “si las cosas te van mal te dejan como a un mendigo, te sacan hasta el nombre, no solo a ti, sino al que te avale”.
El gerente de la empresa con sede en el Parque Tecnológico luce la terquedad de los empresarios de raza y está acostumbrado a conjugar los verbos caerse y levantarse. En estos momentos está en una fase mesetaria, aunque rechazando “tajantemente” el mensaje de recuperación económica al que se abona el Gobierno en las últimas semanas. “Ellos nunca se engañan, ellos nunca pierden”, dice el gerente de la empresa para reprocharles lejanía de la realidad y falta de sinceridad a la hora de enjuiciar la situación del país. Entre las necesidades que percibe como perentorias está la de invertir en obra pública para que las empresas vuelvan a tener mejor latido y se cree empleo. Pero, de momento, no se muestra muy convencido de que eso vaya a pasar.

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