En su mandato se concibió el barrio de As Lagoas y se diseñaron 96 calles
Ramón Taboada de Zúñiga y Salgado (Ourense, 1923), que entre otros cargos institucionales fue alcalde de Ourense, falleció el día de ayer y sus funerales se celebrarán a las 11:15 de esta mañana en la Iglesia de Salesianos. Sus restos mortales han sido velados desde su fallecimiento en el Tanatorio de As Burgas y su familia recibió muchas muestras de condolencia por el fallecimiento de una persona cuyas actividades públicas le sitúan en un lugar destacado dentro de la historia reciente de la ciudad.
Ramón Taboada era natural de Ourense y en su currículum está ser Doctor en Derecho, Procurador a Cortes, Alcalde de Ourense, Delegado Provincial del Ministerio de Vivienda o Presidente de la Cámara Agraria. Entre las distinciones que jalonan su trayectoria profesional está concesión de la Encomienda de la Orden de Cisneros y del Mérito Civil.
Ramón Taboada estuvo casado con Pilar Romero García-Reboredo (natural de Santiago de Compostela) y tiene cuatro hijos: Álvaro, Francisco Javier, Pilar e Isabel Taboada de Zúñiga y Romero.
Parte de la fisionomía de la ciudad y alguna de sus grandes intervenciones se hicieron en la etapa en la que él fue regidor de la capital, entre los años 1958 y 1962. Nada más y nada menos que se ejecutaron 96 calles bajo su mandato. Entre ellas, la apertura de Juan XXIII, antes conocida como calle Diagonal. Una de las arterias que define la trama urbana del centro y conecta el entorno de San Lázaro con Progreso se diseñó durante su etapa como regidor.
Si hijo Álvaro Taboada de Zúñiga recordaba ayer la anécdota de que "su intención era que fuese una calle ancha, en contra de la tendencia de entonces, que eran calles estrechas". Efectivamente, en la actualidad es uno de los viales más anchos, con dos carriles en cada sentido.
Desde el punto de vista de las infraestructuras, durante su época también se ejecutó el denominado entonces cuarto puente, conocido sobre todo como Puente do Ribeiriño, que enlaza las carreteras N-120 y N-525, una de las vías de comunicación por las que desahoga gran parte del tráfico en las inmediaciones de la ciudad.
Otra de las intervenciones que llevaron la firma del exalcalde Ourense y su equipo fue la delimitación del espacio que con posterioridad fue el barrio de As Lagoas. Este emplazamiento, hoy plenamente integrado en la ciudad, era un lugar prácticamente abandonado, pero acabó constituyendo una de las zonas más agradables para vivir. Su hijo Álvaro también aludía ayer a las dificultades que tuvo que sortear su padre para crear un barrio con amplias calles, espacios libres y una tipología de bloque de vivienda aislada.