NARCOTRÁFICO

Una familia de la ciudad, en el epicentro del narcotráfico

Francisco Javier Janeiro controlaba desde Ourense una red que abastecía de heroína a toda Galicia

Francisco Javier Janeiro Rodríguez, alias "Javito", de 52 años, está considerado por los especialistas en narcotráfico como uno de los "grandes" dentro de los clanes que mueven heroína a gran escala en Galicia e incluso norte de Portugal. Según dicen, se dedicaba de forma estable a la adquisición a suministradores en el extranjero, depósito y venta de heroína en cantidades que nunca bajaban del kilo.

Este vecino de la ciudad, aunque oriundo de Vilanova de Arousa, acabó en Ourense porque se casó con una vecina de la ciudad, Rosa María Rodríguez. Y, aunque se empeñan en decir que están separados, la Policía no se lo cree. Aquí también viven sus hijos Miguel Ángel y Rebeca. Según fuentes policiales, todos ellos auxilian logísticamente al patriarca en sus actividades ilícitas, atribuyendo al hijo un papel más proactivo. También -aseguran fuentes de la investigación- se valía de Diego Rodríguez, otro vecino de la ciudad, para distribuir la sustancia estupefaciente.

De hecho, el titular de Instrucción 1, Leonardo Álvarez, en el contexto de la macroredada efectuada hace una semana y que se saldó con 17 detenidos en toda España, ordenó el ingreso en prisión provisional del padre e hijo, atendiendo la petición del fiscal Antidroga de Ourense, Miguel Ruiz. Todos ellos, según fuentes de la investigación, tenían contactos con el turco Sadullah Unnu, alias Nicol, considerado como uno de los mayores capos de la heroína a nivel europeo. De hecho, este último fue detenido en la AP-9, en el peaje de Curro, cuando supuestamente se dirigía a Portonovo a entregar siete kilos de heroína ocultos en una caleta a Francisco Javier Janeiro, quien también tiene residencia en las Rías Baixas, donde pasa temporadas.

En esta misma operación, en la que hubo más de 30 teléfonos intervenidos, fueron decomisados 66 kilos de speed en Vizcaya, además de armas y 115 mil euros en los registros realizados en Madrid.

La relación de Javillo, quien estaba en prisión provisional cuando comenzó esta última operación el pasado enero, con la heroína viene de lejos. Aunque tiene varias causas abierta en juzgados de Madrid y una en Portugal, ayer la sección segunda de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional le condenaba a ocho años de prisión  y multa de seis millones de euros por una causa de 2014 en relación a su implicación en una trama turca de la droga a través de Holanda. En el mismo fallo, a su mujer le impone tres años y medio de cárcel y multa de tres millones de euros como cómplice de un delito contra la salud pública. En los registros autorizados entonces por el Juzgado de Instrucción 2 de Vilagarcía de Arousa en la vivienda, trasteros y garaje de Ourense, en la Rúa do Vinteún y Callejón Barra de Miño, la Policía se incautó en junio de 2015 de 2.423 gramos puros de heroína y 19,5 de hachís, valorados en el mercado ilícito en 240.832 euros y 109, respectivamente, además de útiles para manipular la droga. También le fueron incautados dos vehículos (Audi A-3) y 32.860 euros en efectivo. En ese momento, al verse acorralado, decidió colaborar con la justicia. Indicó el zulo a los agentes: tras un agujero de la pared de ladrillo del garaje-sótano se hallaba la sustancia estupefaciente dentro de dos mochilas.

La sentencia de la Audiencia Nacional también condena a otros colaboradores de Janeiro: Eduardo Coto Sánchez (seis años y medio de prisión), Esteban Carrasco Núñez (seis años), José Ángel López Prego (ocho años), Adelet Aktas (seis años), Murat Mozon (seis años) y Guven Ayugun (siete años).

Ahora, sin duda, lo que más llamó la atención a los agentes de Unidad de Drogas y Crimen Organizado de A Coruña (Udyco) en la operación que le acaba de llevar a prisión es que Javito continuaba estando muy bien relacionado. De hecho, Sadullah Unnu, un importante proveedor de heroína, confiaba plenamente en él. 


Sadullah Umu: hasta 2.000 kilómetros al día


Sadullah Unnu, un turco con nacionalidad holandesa, está relacionado con una de las mayores aprehensiones de heroína de este siglo a nivel nacional: los 316 kilos de gran pureza aprehendidos en la localidad barcelonesa de Sitges en 2008 a bordo del "Alper", un velero de doce metros de eslora y bandera norteamericana, cuando se dirigía a Tarragona, en el marco de la operación Teide y que permitió desarticular una organización criminal  internacional dedicada al transporte y distribución de heroína desde Turquía a España por vía marítima, un medio de transporte hasta ese momento deconocido.

Anteriormente, había sido detenido en 1994 en Madrid con 118 kilos de heroína.

Considerado uno de los grandes capos de la heroína en Europa, es un hombre tremendamente escurridizo. No tiene domicilio al que retornar -duerme en hostales u hoteles- y no duda en hacer hasta 2.000 kilómetros al día para entrevistarse con sus clientes. De hecho, siempre viaja con la maleta encima. Según fuentes de la investigación,  no era el encargado de traer la droga desde el Este de Europa sino que solo la distribuía.

Adoptaba muhas medidas de seguridad con cambios continuos de coche y móvil, aunque prefería utilizar teléfonos públicos.

Tras su detención, no reconoció su actividad ilícita. Según confesó al juez, era intermediario para la importanción de soja desde Sudamérica.

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