El autor confeso de su muerte, su pareja durante 19 años, ingresó en prisión a última hora de la tarde

Fátima Machado ya denunció en agosto un intento de asfixia

Felisberto dos Santos, ayer a la entrada del Juzgado de Instrucción 1 de Verín. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
El sulfato que ingirió Felisberto dos Santos (62 años) no le mantuvo en el hospital más que un día y ayer a las 15.000 horas pasaba a disposición judicial imputado en un quebrantamiento de medida cautelar y el homicidio de su pareja sentimental, Fátima Machado Santos (52), delitos de los que se autoinculpó ante la Guardia Civil al tiempo que reconocía que había intentado atentar contra su vida.
Ayer, según fuentes cercanas al caso, se mostró arrepentido, asegurando 'que no quería matarla'. Pero en su contra, pesó la confesión ante los agentes y ante su propia familia. Según parece, tras comprobar que su compañera no respiraba -hasta le arrojó un vaso de agua para que reaccionara-, se fue a Chaves a visitar a unos parientes, ante quien, según parece, hizo un lavado de conciencia y comentó lo sucedido.

Mientras la jueza de Verín ordenaba su ingreso en prisión provisional a última hora de la tarde de ayer, la víctima era enterrada en el cementerio de Santa Mariña (Ourense). Los cuatro hijos de la fallecida (dos varones y otras tantas mujeres) creen que el desenlace de su madre es la crónica de un deceso anunciado hace muchos años. En su cabeza no aciertan a entender cómo en un primer momento se certificó la muerte natural de Fátima Machado habida cuenta de los antecedentes: había denunciado al que fue su compañero sentimental desde hace 19 años por una tremenda paliza ocurrida en el domicilio familiar el 21 de agosto de este año. 'Le dejó el ojo totalmente morado, le echó las manos al cuello y con un cojín la intentó asfixiar, pero ella le mordió la mano y pudo así salir corriendo y refugiarse en casa de una vecina', relata una de sus dos hijas.

El motivo de esa discusión y paliza, según dicen sus vástagos, respondía al patrón de siempre: los celos. 'Había ido a Novagalicia Banco a poner al día unas cartillas y como tardó un poco ya pensó que estaba por ahí con alguien y la empezó a reñir', relata el hijo de la fallecida Avelino da Gloria Machacho.


AMENAZAS

Ese episodio de maltrato fue un punto de inflexión para la víctima, ya que, aunque antes hubo muchos más, además de amenazas del tipo 'cualquier día te mato', según dicen sus hijos, en esa ocasión decidió acudir al cuartel de la Guardia Civil y relatar su calvario. De hecho, el inculpado tuvo que entregar las llaves de la vivienda porque se acordó una medida de alejamiento de 500 metros con respecto a su pareja.

Aún así Fátima seguía con miedo y optó por poner más distancia por medio. Decidió ir a ver a su familia e hijos y estuvo dos semanas en Santander, dos días en Zaragoza y otros cuatro en Barcelona. 'Ella le tenía muchísimo miedo y trató de huir de él', dicen los Da Gloria Machado.

Por motivos médicos tuvo que regresar a Verín el miércoles por la mañana. Un día después, su pareja, incumpliendo la orden de alejamiento, la mataba en el número 7 del Callejón de San Lázaro, una vivienda en propiedad de Fátima. Durante mucho tiempo la ausencia de morada propia la había mantenido atada a su agresor. Pero ahora ya tenía casa. Y denuncia.

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