La curva de contagios de coronavirus sigue cayendo en Galicia, una tendencia que podría permitir un nuevo alivio de las medidas restrictivas impuestas por la Xunta. El presidente autonómico, Alberto Núñez Feijóo, avanzaba ayer la vuelta a la actividad de "boa parte" de la hostelería la próxima semana, una decisión muy esperada por el sector. Feijóo, que no detalló cuáles serán los aforos y horarios de los negocios, insistió en que la Xunta esperará a escuchar al comité clínico en la reunión del lunes.
Los expertos valorarán la evolución epidemiológica de la comunidad, así como la posibilidad de avanzar en el proceso de desescalada, iniciado el pasado miércoles en sectores como el comercio o la cultura. El presidente de la Xunta confía en que la situación siga mejorando en los próximos días.Mientras el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, apela a la cautela de la población. "As medidas serán graduais e progresivas", aseguró ayer el conselleiro en su visita al centro de salud de Ribadavia.
El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, se reunía ayer con representantes de administraciones locales y provinciales para insistir en la importancia del control policial en la vuelta de la hostelería para reforzar la seguridad de los clientes.
"Es incómodo"
El lunes, la Xunta concretará el plan de desescalada del sector de la hostelería, del que Feijóo ya avanzó a inicios de semana ciertas claves, como un posible registro de clientes o mayor control policial. El sector cruza los dedos para que la vuelta sea "cuanto antes", ya que pronto se cumplirán cuatro semanas tras la entrada en vigor de las máximas restricciones de la Xunta, que obligó a reducir los bares y restaurantes al modo "para llevar".
El registro de clientes permitirá controlar con mayor facilidad un posible brote, ya que, en caso de detectarse un positivo, se podría cuarentenar al resto de personas que compartieron espacio con él. Los hosteleros, no obstante, no lo ven claro. "Es incómodo, tienes que pedirle a la gente que lo haga, hay muchos que no querrán...", asegura Jonny Gómez, camarero de la cafetería La Coruñesa, que reconoce que sería "un esfuerzo extra" para el sector. "No veo que sea una medida conveniente. No puedo pasarme dos horas para poner un café, no estamos como para hacer esperar a los clientes", apunta.
María López, del bar Xes, también cree que será una medida "complicada", sobre todo para las personas de más edad, en caso de que se realice de forma digital. "Pero todo es acostumbrarse, y es verdad que las personas mayores han reducido mucho sus salidas y encuentros sociales", apunta. Tanto López como Gómez creen, sin embargo, que cierto tipo de clientes –los mismos que no se han acostumbrado al uso de mascarilla–, será reticente a facilitar sus datos para el registro. "Si hay gente que todavía ahora, tres semanas después, me pregunta si puede entrar a tomarse un café en una mesa...", explica el camarero de La Coruñesa.
López pone énfasis en que apoyará el registro de clientes si es lo que toca para poder recuperar cuanto antes la actividad habitual: "Creo que la hostelería ha demostrado que nos adaptamos a todas las medidas que se nos ponen".
En el caso de la cafetería La Zapatería del Abuelo, que abrió en el Casco Histórico de la ciudad el día antes de la entrada en vigor de las máximas restricciones, también aceptarán el nuevo sistema. "Nosotros lo que tenemos es muchas ganas de poder abrir el interior, y ojalá un día, no muy tarde, abrir al 100%", apunta Daniel González, camarero del negocio.
El sector recuerda que desde el inicio de la pandemia ha sido uno de los más afectados y piden recuperar cierta normalidad "de una vez por todas". "Te pasas todo el rato adaptándote a unas medidas, luego a otras...", dice López. "No podemos mantenernos más tiempo así, solo con cafés para llevar", señala Gómez.
