La Diócesis de Ourense presentó su memoria anual de actividades, en la que se recogen aspectos económicos. El año de la pandemia, la Iglesia incrementó los gastos que se vieron compensados por un aumento de los ingresos. No hubo ni pérdidas ni beneficios. La cifra alcanzó los 12.736.811,65 euros en ambos casos.
La contribución de los fieles fue clave para cubrir todos los gastos, los fijos y los extraordinarios que se generaron por culpa de la pandemia. Casi seis millones de euros de los que ingresó la Diócesis procedían de las contribuciones desinteresadas de los devotos, el 46,29%. Este porcentaje supone 15 puntos más con respecto a 2019.
La aportación vinculada a la renta disminuyó y supone menos del 30%. Raúl Alfonso, delegado de Economía, reconoció que el número de personas contribuyentes que marcaron la X para la Iglesia en la declaración se redujo. Pese a ello, en cantidades brutas, es el de mayor volumen de los últimos años. El obispo Leonardo Lemos reconoció la poca tradición en Galicia de marcar la X en favor de la Iglesia: “Los gallegos la ponen muy poco, solo Cataluña está por debajo. Con ese simple gesto y la aportación que conlleva, se pueden hacer muchas cosas”, aseguró.
OTRAS ACCIONES
El resto de actividades pastorales o solidarias estuvieron marcadas por la pandemia. Las parroquias cesaron sus eucaristías presenciales durante el confinamiento, pero buscaron maneras para estar presentes y apoyar a los que más lo necesitaban. Además, tanto Cáritas como las parroquias trabajaron para hacer frente a la crisis social. El comedor social es ejemplo de ello, donde se triplicaron servicios con 2.196 usuarios y 150.920 raciones servidas.
