“Sin fiestas y con dos hijos, ¿de qué vivo?"

Nieves Seara, de la mítica Churrería Lolita, señala de carrerilla dónde se situaba cada puesto en las antiguas fiestas del Corpus celebradas en la Alameda, ahora comida por una Plaza de Abastos que mantiene el título de provisional. Seara es parte de las cerca de 100 familias de feriantes ourensanos que este martes viajan a Madrid a manifestarse y solicitar ayudas. Los Dordi, los hermanos González...Son algunos de los nombres de empresarios de la provincia que llevan toda la vida recorriendo las fiestas para ganar, en cuatro meses, el pan de todo el año. Estarían en plena temporada. La Xunta permite las verbenas a partir del 1 de julio, aunque Iago González da la clave: "¿Pero qué fiestas? No hay. Estoy harto de llamar todos los días a los ayuntamientos. No hay". La prestación por cese de actividad se termina el día 30 para el colectivo. El San Juan no lo pasarán de fiesta, sino en la capital española para reivindicar "que nos ayuden, somos muchas familias y detrás nuestra viene mucha gente. Empleados, ingenieros, proveedores...". "Salimos en mayo a las ferias y no llegamos a casa hasta octubre. Es nuestra vida y ahora no podemos trabajar" "Tengo el Saltamontes, la Olla, el Tigre...La inversión de cada año es grande. Pintura, instalaciones, mantenimiento, pagar las tasas... No podemos subsistir. Mucho dinero gastado y cuando ibamos a salir, no podemos. Llevo toda la vida dedicado a esto, 40 años. ¿Qué otra experiencia laboral aporto yo si no puedo trabajar de lo mío?", cuenta David Dordi, de Atracciones Dordi. Iago González y Natalia Seguín tienen la churrería Hermanos González, son la cuarta generación del negocio. "Te pones en unos gastos de 6.000 euros para hacer la temportada, para no tener ingresos- El 30 se acaba el cese de actividad. Tengo dos hijos. ¿Qué hago con mi vida?", dice González. "Te da rabia, quieres trabajar como los demás pero no puedes. Es una incertidumbre total", añade Seguín. Agustín Seara tiene un remolque de granizados y patatas. Se acuerda también de la parte emocional. "Psicológicamente nos está afectando. Salimos en mayo a las fiestas y no llegamos a casa hasta octubre. Esa es nuestra vida. Estamos acostumbrados a estar en los pueblos, en los barrios...Al mismo tiempo de que ganas dinero, disfrutas de la gente", se apena. Daniel González gestiona una atracción de patos. "Haces una inversión grande para salir cada temporada. Yo también tengo dos niñas pequeñas. Aquí es todo pagar y para recibir no se acuerda nadie", dice. Nieves Seara es clara: "Tenemos la temporada perdida, queremos ayudas. Que nos sigan concediendo el cese de actividad. Que nos pudieran dar una especie de rescate para afrontar los gastos que tuvimos. Me quedan dos años para jubilarme. ¿Voy a ponerme a trabajar de otra cosa? Y aún así, no se me caerían los anillos. Es muy triste".