en la ciudad

Las flores invaden Fátima

Más dos mil fieles se congregaron este domingo en la Iglesia de Fátima para celebrar la Misa de las Madres (MARTIÑO PINAL).
photo_camera Más dos mil fieles se congregaron este domingo en la Iglesia de Fátima para celebrar la Misa de las Madres (MARTIÑO PINAL).

Este lunes, la Virgen paseará por la ciudad, a partir de las once menos cuarto de la noche.

Pasadas las tres y media de la tarde de este domingo, los alrededores de la iglesia de Fátima, en el barrio del Couto, mostraban una intensa actividad, inusual para un domingo del mes de mayo. Niñas, madres, abuelas y bisabuelas caminaban apresuradas para entrar en el templo antes de que la misa comenzase, con sus ramos en la mano. 

"Este año, como siempre, hay muchísima gente", explican desde el puesto de venta de velas de la entrada de la iglesia. En la puerta, de pie, numerosas devotas esperaban el inicio de la Misa de las Madres, la tradicional eucaristía que se celebra cada año el día anterior a la procesión de Fátima y como colofón de la novena de la Virgen. "Yo vengo desde que tengo uso de razón, ya venía de pequeña con mi madre", explica María José Rodríguez. "Soy muy devota de Fátima y me parece una misa impresionante y muy emotiva, digna de ver", añade. Cerca de ella, una madre y una hija depositaban sus flores en las cestas de la entrada, que hoy se usarán para confeccionar la carroza de la imagen de la Virgen. "Soy muy devota y me acuerdo de venir más veces al año, no solo ahora por la celebración", asegura la madre. Al lado, mujeres de avanzada edad entraban en el templo mientras adecentaban sus flores, antes de entrar en la iglesia. Las que más llevan claveles y gladiolos: de color blanco, por los hijos, rosas, por las hijas, y rojos, por los fallecidos. Pero cualquier ramo es bienvenido en la ofrenda de las madres a Fátima, en la que las devotas rezan por sus seres queridos. "Yo traigo flores por mis dos hijos, que trabajan en la Policía Nacional en Cataluña, vengo todos los años por ellos y por mis nietos", señala Raquel Rubio. 

Alrededor de las cuatro de la tarde, el silencio se hizo en el templo. El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, dio la bienvenida a las presentes, que levantaron los ramos para dar muestra de su fuerte devoción hacia la Virgen. "Toma Virgen pura nuestros corazones y no nos abandones jamás", cantaron las más de dos mil personas presentes en el templo. Dos hijas, una madre y una abuela participaron en la homilía, en la que se se rezó por todas las madres, y se recordó de forma especial a las maltratadas, a las fallecidas o a las que vieron a sus hijos partir. 

Hoy, la Virgen paseará por la ciudad, a partir de las once menos cuarto de la noche.

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