“Fui al centro de menores para curarme y me maltrataron”

El acusado, en el juicio celebrado ayer en el Penal 1. (M.S.)
photo_camera El acusado, en el juicio celebrado ayer en el Penal 1. (M.S.)

Un joven que hoy tiene 19 años aseguró ayer en el Penal 1 que en el centro de protección de menores de Montealegre, para chicos con problemas de conducta, recibió dos bofetones por parte de un trabajador porque no caminaba erguido. Según relató el denunciante, se movía con dificultad. Mide más de 1.90 metros, pesaba 170 kilos y estaba muy medicado.  Pero, además, según el fiscal, le obligaba a hacer sentadillas pese a sus impedimentos físicos.

El fiscal reclama para el auxiliar de control educativo seis meses de prisión, además de la prohibición de trabajar con menores durante año y medio y una indemnización de 500 euros para el afectado por daños y perjuicios. “Reclamo porque yo fui a ese centro  -ingresó cuando tenía 16 años- a curarme y me maltrataron”, aseguró. También aludió a otros episodios: “Me echaba agua por encima, me escupía en la ducha o me daba golpes en la cabeza para que me levantara, pero llevaba mucha medicación encima”, relató. El joven dice que le tenía miedo y que incluso lo amenazaban con “que viene Lucas”.

El  inculpado, Lucas V.F., negó la imputación por unos hechos acontecidos a las 17.30 horas del 18 de febrero de 2020.  Sólo, dijo, se limitó a sujetarlo “para que no se cayese (…). Caminaba como un zombi”. Las sentandillas -añadió- las tenía prescritas “para fortalecer las piernas”. También definió al denunciante como “agresivo” y poco colaborativo. “No le gustaba participar en las actividades y se quedaba en la cama”, aseguró.

Dos trabajadores del centro admitieron que vieron al inculpado pegarle. “Le dio una cachetada porque se iba hacia los lados y le dijo que se pusiese derecho”, aseguró el empleado de mantenimiento.  La limpiadora fue más explícita. “Le gritó al menor, le dio dos tortazos y eso no se hace a nadie”. De hecho, comunicó a la directora este incidente, que motivó la rescisión del contrato.

El fiscal interesó condena porque “el hecho de que fuera problemático no justifica las bofetadas”. La defensa asegura que el joven estaba descontento  y se quería ir del centro.

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