Un futuro incierto, lleno de más trabas administrativas

El gobierno local ya tuvo que tirar la toalla en 2015, 2016 y 2017 y ahora 2018 no se quedará atrás.

Los presupuestos que no han prosperado recogen unas cifras claramente condicionadas por la Ley de Estabilidad Presupuestaria, lo que limitaba los gastos previstos a casi 101,4 millones a pesar de contar con unos ingresos iniciales de 104, con un superávit de partida de aproximadamente 2,7 millones. La caída en los gastos era de un 2,43% respecto a los 2014 que rigen en la actualidad, si bien los ingresos crecían ligeramente, un 0,13%, pese a la rebaja en la recaudación del IBI, por su rebaja. 


Cuatro años igual


Pero todo se quedará en el tintero. La ciudad continuará teniendo como referente el presupuesto de 2014, el último que se aprobó, todavía en la etapa de gobierno del PSOE. El gobierno local ya tuvo que tirar la toalla en 2015, 2016 y 2017 y ahora 2018 no se quedará atrás.


Novedad en 2018


Este año, hubo novedades en el procedimiento. A diferencia de ocasiones anteriores, Facenda fue más allá de un borrador y presentó el proyecto, si bien se topó con un informe del interventor que habla de "erros", de "entorpecer a función fiscalizadora da oposición" o de "non recoller algunhas obrigas de pago". Y ese fue un muro infranqueable. Los presupuestos llegaron tarde, según el gobierno local por la falta de jefe de gestión presupuestaria. Esta circunstancia se unió a la lista de condicionantes en otras partes del mandato. A los pocos meses de asumir el poder, el retraso en los presupuestos se achacó a la necesidad de modificar la actual Relación de Puestos de Trabajo (RPT), que finalmente resultó no ser necesario. 


Inversiones en el tintero


Pero, ¿y ahora qué? Pues tocará seguir con las cuentas de 2014. Y así, parece que quedarán en duda algunas inversiones "clave". Ahí están ayudas para el Club Ourense Baloncesto o el Rally, habida cuenta de que cualquier aportación tendría que llegar vía modificación de crédito, y partidos como DO son muy críticos con dichas inversiones. 

Tampoco se pondrá contar con el aumento del 20% en partidas sociales, algo que, sin embargo, desde el PSOE creen que estaba destinado a "tapar os buratos" de la gestión de la concejala Sofía Godoy. Y se quedará en el tintero  el aumento de un 11% en inversiones reales –6,6 millones, en total–, destinado a la reforma de la Praza de Abastos o o la renovación del PERI del Casco Vello. Más duro será para las asociaciones de vecinos o colectivos sociales la recepción del dinero de los convenios, ya que habrá de negociarse de nuevo entre gobierno y oposición las respectivas modificaciones de crédito para pagarlas. 


¿Por qué es malo prorrogar?


Los expertos en financiación de entidades locales lo tienen claro. Mantener la prórroga presupuestaria más de un ejercicio no es para nada recomendable. El prorrogado (el de 2014 en Ourense) no es del ejercicio actual, sus créditos y previsiones iniciales no se han diseñado en base a actuaciones económicas de este 2018, sino que están totalmente desfasadas, por lo que las previsiones que se reflejan en los estados presupuestarios, no cuadran bien con la situación real. 

Así, se avecina un periodo lleno de "incomodidades administrativas", situación a la que la ciudad parece estar tristemente acostumbrada. 


Antes había alternativa


Hasta que en 2016 fue tumbada por la Justicia, había una medida que trataba de acabar con la existencia de presupuestos prorrogados, impidiendo este procedimiento al permitir aprobar en junta de gobierno tras haberse prorrogado las cuentas el año anterior. Sin embargo, una sentencia de 2016 lo declaró inconstitucional. 

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