Tribunales

Dos gramos de cocaína, el móvil del crimen del bar Novo

El crimen ocurrió en la calle Colón del casco antiguo de la ciudad, donde estaba el bar que regentaba la víctima (ÓSCAR PINAL).
photo_camera El crimen ocurrió en la calle Colón del casco antiguo de la ciudad, donde estaba el bar que regentaba la víctima (ÓSCAR PINAL).
La fiscal pide 12 años de prisión para el vecino de Celanova que degolló a un hostelero de la ciudad

La muerte del hostelero que le solía venderle la droga, al que degolló con una botella de cristal, le puede costar una condena de 12 años de cárcel a Jonathan R.P. (39 años) si el jurado popular atiende las pretensiones de la fiscal. Esta última acaba de presentar su escrito de calificación toda vez que la instrucción ya concluyó y circunscribe el crimen del bar Novo, en la calle Colón del casco antiguo de la ciudad, a una discusión porque la víctima, Evaristo Morín Machado, de 67 años, más conocido como Joaquín, no le entregó los cuatro gramos de cocaína que le había pedido. Solo le dio dos porque le debía dinero de compras anteriores. De las palabras pronto pasaron a la acción.  La víctima instó al acusado a que abandonara el bar en el que habían quedado cuando ya estaba cerrado al público, cerca de las nueve y media de la noche del día cuatro de febrero del pasado año.

El inculpado, según sostiene la acusación pública, no quería irse sin el estupefaciente y “le dio -sostiene- a Evaristo un fuerte empujón”. La víctima cayó al suelo e intentó coger un cuchillo que estaba en la barra. La fiscal considera que en ese momento el acusado quiso acabar con su vida. “Con la intención de causarle la muerte, le sujetó la mano y le pegó en repetidas ocasiones con la pistola detonadora que portaba en la cabeza”, un arma propiedad de su suegro que cogió antes de salir de casa y acudir a su cita en la ciudad. Sin embargo,  el arma homicida fue otra: una botella de cristal rota que estaba en el suelo. Con la parte más estrecha, se la clavó varias veces en el cuello. La muerte no tardó en llegar ya que le seccionó la vena yugular, lo que provoca una hemorragia mortal. El inculpado, que confesó tras ser detenido a finales de mayo de se año, y se mostró arrepentido, trató de borrar los vestigios del crimen. Además, se apoderó, dice el ministerio público, de las llaves del fallecido, así como de su teléfono móvil, que desconectó y tiró.

La fiscal fija una indemnización de 22.000 euros para cada una de las dos hijas de Morín Machado que la reclaman (tiene cuatro).

Te puede interesar