Los 12.000 pollos que murieron carbonizados en la granja incendiada en el tarde del pasado jueves en Vilar de Astrés tenían una semana de vida. El granjero acaba de reponer camada de aves para su engorde tras sacar otra producción y desinfectar las instalaciones.
Los daños que ocasionó el incendio eran perfectamente visibles en la jornada de ayer desde la vía pública. La nave, de unos 1.000 metros cuadrados de superficie, quedó completamente calcinada, igual que los depósitos de almacenamiento de piensos. Justo al lado, el propietario tiene otra nave de menor superficie, en la que había otros 6.000 pollos, que no resultaron afectados por el fuego, tras la intervención de los bomberos de la ciudad. En la explotación avícola lamentaban ayer los daños. "Menuda desgracia", afirmaban, puntualizando que cuando se percataron del incendio "ya estaba todo en llamas".
La granja dispone de sistemas automáticos para facilitar el crecimiento y bienestar de los pollos. En las instalaciones no se explican lo qué pudo suceder y aseguran desconocer las causas que provocaron el incendio. La Policía Nacional inspeccionó ayer de nuevo los rescoldos con el objetivo de encontrar el lugar en que comenzaron las llamas y si se debió a un cortocircuito en la instalación eléctrica o en el sistema de calefacción. Los agentes mantienen una investigación abierta, que están llevando a cabo en colaboración con el afectado.
Retén
Los bomberos, que acudieron al lugar con dos vehículos autobombas con capacidad de 10.000 litros de agua, dieron por controlado el incendio sobre las siete de la tarde del pasado jueves, aunque un retén permaneció atento durante la madrugada de ayer ante el riesgo de que se reavivasen los rescoldos y el fuego afectara a un depósito de gasóleo y a una vivienda que hay en la explotación avícola. "Durante la madrugada -por ayer- no tuvimos que intervenir", aseguran los efectivos.
