BOTELLÓN EN OURENSE

Grupos de menores se adueñan de la Alameda para consumir alcohol

photo_camera Los grupos se acumulan en la parte trasera de la Alameda.

Siguen ocupando el céntrico espacio para tomar parte en el botellón, con la única oposición de un cordón policial de cintas de plástico que fue burlado

El tiempo refrescó el pasado sábado por la noche, lo que no fue un impedimento para que decenas de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, volviesen a concentrarse en las zona trasera de la Alameda do Concello que da hacia el Barbaña y cercana a los edificios de Parada Justel y Doctor Fleming. Nada cambia y los restos de basura, los cristales rotos y los desperfectos en el mobiliario siguen siendo una constante de estas concentraciones alcohólicas.

Las autoridades han intentado de nuevo enmascarar su pasotismo y permisividad con una medida ineficaz, como la colocación de cintas de plástico para acordonar la zona más pegada a los edificios y evitar, se supone, que los jóvenes perturben el sueño vecinal. Las imágenes hablan por sí solas, ya que gran parte del encintado acabó por lo suelos, como suele ser habitual.

La inoperancia de los servicios de vigilancia parece que va en aumento, habida cuenta de cómo dejan este entorno verde de la ciudad los participantes en el citado botellón. Parece que una de las actividades más recurrentes en los grupos que participan de esta especie de competición alcohólica es la de arrojar botellas y vasos de cristal hacia las marquesinas de Tras Alameda, con la consiguiente rotura de cristales y la peligrosidad para los viandantes.

Es preocupante, sin duda, la edad media de los participantes en el botellón de la ciudad, bastante más reducida de la que solía ofrecer hace unos años y parece que con menos educación y menos control. No hace mucho todavía era habitual para los usuarios de la Alameda con fines etílicos ver cómo los identificaba la Policía Local y les conminaba a dejar totalmente limpia la zona una vez que remataran con sus quehaceres.

Ahora, parece que el abandono de dicha medida ha provocado que fin de semana tras fin de semana se repitan imágenes dantescas que asustarían a cualquier visitante que decidiese dar un paseo matutino por este céntrico parque. Los sábados siguen siendo los días estrella para la práctica del botellón, que se extiende a otros puntos de la ciudad como el Parque de la Zapatilla o algunos puntos del Casco Vello, como la Praza do Trigo.

Como se puede apreciar en las imágenes, para los menores no parece difícil hacerse con mercancías espirituosas en muchos puntos de venta. La venta de alcohol a menores no parece atribuible a alguien en concreto, ya que las bolsas que portaban los grupos participantes tenían orígenes diversos. No hay un patrón común, sino que más bien podríamos estar ante un mal endémico de la sociedad: la permisividad ante el consumo de alcohol en menores. Si las autoridades no ponen cerco a este desenfreno en la Alameda, la situación podría recrudecerse con la entrada de 2018 y la llegada de los comerciantes a la Praza de Abastos provisional. La convivencia promete ser dura y pondrá a prueba la ya de por sí mermada paciencia de los vecinos.

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