“Empecé en la música con seis años en la escuela Clara Silva, que está cerca de mi casa. Primero fue el piano y luego, más mayor, a los siete años, la guitarra. Ahora toco los dos instrumentos, pero me gusta más la guitarra porque se me da mejor. Siempre toco piezas clásicas”, explica Cristina, que asegura que, en el futuro, le gustaría seguir estudiando música, aunque no se dedique profesionalmente.
Se concentra para interpretarnos con la guitarra dos canciones preciosas del compositor Jaime M. Zenamon y se nota que está acostumbrada a tener público. Estudia tercer curso de Elemental en el conservatorio, donde ya hecho varias audiciones de los dos instrumentos y ha actuado como solista en actos de graduación y de bienvenida a los alumnos. “En el escenario me pongo un poco nerviosa, pero me controlo y me encantaría actuar ante mucha gente”, asegura esta niña, que recibe cinco horas semanales de clases: tres de teoría musical, una de guitarra y otra de piano. “Además, todos los días de la semana practico un poco, entre media hora y una hora diaria, aunque a veces no me da tiempo”, reconoce.
Está encantada con su profesor de guitarra, Marcos Díaz. “Es muy bueno y exigente. Aprendo mucho de él y me anima siempre a mejorar”, afirma Cristina, que tiene como modelo a su hermana mayor, Sara, que toca el piano muy bien. “Son la primera generación de músicas en la familia. A las dos les gusta mucho”, dice, Fernanda, la madre, muy orgullosa.
Alumna brillante del colegio Carmelitas de Ourense, donde estudia quinto de Primaria, sus asignaturas favoritas son inglés y matemáticas. “Aún no tengo claro a lo que me quiero dedicar, pero creo que de mayor me gustaría ser médica o profesora”, señala esta escolar, que confiesa que ve muy poco la tele, salvo unos minutos por la noche.
Todavía no se ha presentado a ningún premio porque es muy pequeña, pero su madre la define como muy trabajadora y algo impaciente. “Lo que menos me gusta de la música es tener que practicar muchas veces la misma canción y aburrirme, y lo que más me gusta es que me digan que lo he hecho bien cuando toco una pieza, y tocarle la guitarra a mis abuelos”, afirma Cristina, que ha hecho muy buenas amigas en el conservatorio: Miranda, Alicia y Sarai.
Los martes y los jueves estudia inglés en una academia porque le encantan los idiomas y hace ballet clásico y flamenco en la escuela Copelia de Ourense porque adora bailar, pero lo que más le gusta es el teatro musical. Su madre la lleva todos los sábados a la escuela Jana de Vigo, donde recibe tres horas de canto, danza e interpretación, y preparan un musical para representar en junio. “Estamos preparando ‘La bella y la bestia’. Ya hemos hecho las pruebas y el papel nos lo dan este sábado. Tengo muchos papeles favoritos, pero no me los van a dar porque los protagonistas son para los más mayores. Mis favoritos son el candelabro y la taza, que puede que me los den; me gustan porque son graciosos”, explica.
Cristina también tiene tiempo para divertirse; le gusta leer cuentos y novelas, y también dibujar, aunque dice que lo hace mal. “Me encanta jugar con mis mejores amigas de Carmelitas: Sara, Marta y Ara; vienen a casa y pintamos con rotuladores, hacemos que somos profes o cantamos con el karaoke”, dice Cristina Lojo, que cumplirá once años en mayo.
