Tres ourensanas dan su punto vista las posibles ayudas o asistencia a las personas mayores
Dolores Rodríguez (90 años): "Tengo mucho miedo a las caídas, pero como en casa no se está en ningún sitio"
En Sabadelle, un pueblo de poco más de 260 habitantes de Pereiro de Aguiar, en lo alto de una cuesta de difícil acceso, vive Dolores Rodríguez, una nonagenaria viuda desde hace 10 años. "Viene una señora a hacerme la limpieza y después estoy sola, pero me voy entendiendo. Eso sí, tengo mucho miedo a una caída, ya tuve muchas", explica Dolores Rodríguez, que no tiene pensado cambiar.
"Me gustaría seguir viviendo aquí, como en casa uno no está en ningún sitio. El día se hace largo, en invierno es terrible", señala la ourensana, a la que le gusta dar un paseo cada día y, "cuando me puedo mantener de pie, cocinar algo". Otro hobby para pasar el rato, las revistas y el periódico. "Me encanta leer", concluye.
Generosa Pérez (73 años): "Los mayores deberíamos tener más ayudas, a veces sí que te encuentras sola"
A sus 73 años, Generosa Pérez lleva desde los 12 con problemas de movilidad. Asegura que, por el momento, no ha tenido sustos en casa, pero echa en falta un mayor apoyo de las administraciones.
"Los mayores deberíamos tener más ayudas, porque a veces sí es verdad que te encuentras sola", señala Generosa, que agradece, no obstante, un servicio como la teleasistencia: "Da mucha seguridad, sería más complicado sin estos servicios".
Preguntada sobre si en algún momento pensó en dejar su piso y buscar sitio en una residencia, es clara. "No quiero, a veces sí que se te pasa por la cabeza, pero prefiero estar como estoy mientras me pueda defender".
Corona Siota (81 años): "No tengo ascensor y cada vez es más difícil, tengo miedo por si me pasa algo"
Después de tres décadas viviendo sola en su domicilio tras el fallecimiento de su marido, Corona Siota reconoce "problemas" en su día a día, motivados principalmente por la falta de un ascensor.
"Vivo en un segundo pero es como si fuera un cuarto y no se puede instalar. Me voy desenvolviendo, pero es cada vez más difícil", apunta la octogenaria, que reconoce que "hay miedo por si me pasa algo", dado que en el pasado ya sufrió alguna caída.
No obstante, es un ejemplo de cómo reciclarse, ya que ejerce como voluntaria en programas de la Cruz Roja. "Te obligas a salir de casa, tienes una preocupación y pasa la semana más rápido. Ayuda muchísimo", expone.
