Hallan vivo junto a su casa al octogenario de Vilar de Barrio

Delfín
photo_camera Delfín
El desaparecido estaba sentado y, tras 48 horas fuera, no presentaba síntomas de hipotermia

Delfín, el octogenario desaparecido en Vilar de Barrio el sábado por la mañana, fue localizado ayer con vida a escasos metros de su casa. Pasó más de 48 horas a la intemperie hasta que dos vecinos lo encontraron durante una de las batidas. Estaba sentado, con el cuerpo caliente y los pies ligeramente mojados. “Si hubiese caminado un poco más habría llegado a la entrada de su casa”, señalaban desde Protección Civil. 

El hombre, residente en la localidad de Porto, desapareció de la entrada de su terraza cerca de las 10,30 horas del sábado. No acostumbraba a pasear solo, por lo que se sospecha que pudo haber salido a caminar en un momento en el que su familia estaba despistada. 

El protagonista de esta historia con final feliz no recordaba nada de lo sucedido por el avanzado estado de su alzhéimer y, tal y como indican los servicios de emergencias, “fue una suerte que no se hubiese perdido por una zona de monte, porque parece una selva y habría sido muy difícil encontrarlo”. El domingo, la búsqueda se centró en el río Arnoia, ya que uno de los perros de la Guardia Civil se dirigía constantemente a esa zona (a 30 metros de la casa del desaparecido). Sin embargo, Delfín no llegó a salir de las zonas asfaltadas. 

Nadie faltó a su búsqueda: más de 300 vecinos, voluntarios de Protección Civil, el Instituto Armado, los bomberos del distrito forestal XV y el equipo de drones  de la Axencia Galega de Emerxencias trabajaron durante todas las horas de luz del fin de semana para encontrar con vida al octogenario. En el caso de este último grupo, acudieron un día pero sin resultados positivos: la maleza dificultó la visibilidad a la cámara de estos dispositivos. 

La Unidad Operativa de Drones suele ser movilizada para realizar intervenciones, sobre todo, relacionadas con desapariciones de personas vulnerables. En este caso, su participación se vio condicionada por el manto frondoso de árboles en Vilar de Barrio: “Tanto el espectro visible como el termográfico no funcionaron por las hojas”, explicó José Antonio Argibay, el técnico responsable de la unidad. 

Estos dispositivos están equipados con cámaras (de visión y térmicas)  que tienen la capacidad de localizar a personas. También cuentan con una linterna para horarios nocturnos y con un altavoz con el que los servicios de emergencias se pueden comunicar con los desaparecidos. 

Desde que la Unidad se puso en marcha en 2016, sus diez integrantes salieron ya en 96 ocasiones. Principalmente, acudieron a buscar desaparecidos, pero también fueron útiles para visualizar el terreno en situaciones de incendios forestales, colaboraciones con policía científica y judicial, con incendios industriales o como herramienta de protección para otros grupos logísticos, como lo hicieron para los bomberos durante los incendios de 2017. 

En las zonas rurales de la provincia de Ourense desaparecieron nueve personas desde el año 2013. Excepto dos, todas corresponden a un mismo perfil: superan los 70 años, no retornan tras salir a pasear y algunos padecen trastornos neurodegenerativos. Las dos únicas excepciones registradas son José Ángel Abadín, de 48 años, que en agosto de 2020 desaparecía del centro psiquiátrico en el que estaba interno en Pereiro de Aguiar y Francisco Barreira, de 55, que tras viajar al Reino Unido, sus allegados le perdían la pista para siempre.


Las desapariciones de mayores, las más comunes en territorio ourensano


José Antonio Argibay, responsable de la Unidad Operativa de Drones, explica que existen cuatro tipos de desapariciones. Las más comunes son las que atañen a personas mayores, que se pierden al desorientarse, pero también hay otras como las que implican un crimen.

  • Las desapariciones involuntarias, como la de Delfín, presentan un gran riesgo. “Son siempre personas vulnerables, mayores y con patologías como la demencia”, señala Argibay. En la provincia, son  frecuentes por la avanzada edad de la población: “Es un problema que está ahí llamando a la puerta, el precio más caro de la longevidad”, apunta el técnico.  En estos casos, se lucha contra el factor tiempo, el clima y la orografía del lugar. 

 

  • Las desapariciones voluntarias son menos comunes en Ourense. Mientras la persona no esté implicada en un delito, son de carácter legal. "Es gente que decide romper con su situación vital e irse sin dar explicaciones”, indica el técnico. 

 

  • Las desapariciones accidentales suelen estar relacionadas con el excursionismo. Una persona que se va a hacer una ruta de senderismo y se desorienta, por ejemplo. “Los resultados de estas búsquedas suelen ser positivos porque se accede más fácilmente a las localizaciones”, dice Argibay. Esto ocurre porque se trata de personas que van equipadas y que anuncian con antelación adónde van.

 

  • Por último, las desapariciones forzosas o inquietantes son las que están ligadas a delitos. Personas que desaparecen en contra de su voluntad, como fue el caso de María Belén Rodríguez Estévez, la empresaria ourensana que desapareció el 7 de abril de 2017. Había dejado sus teléfonos móviles, documentos personales y el coche en  la ciudad.

Te puede interesar