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Hemeroteca | Pensamientos de Concepción Arenal en La Región

(1) La Región publicaba hace un siglo una serie de pensamientos de la escritora y periodista ferrolana Concepción Arenal, con motivo del aniversario de su nacimiento, el 31 de enero de 1820 en la ciudad departamental. Licenciada en Derecho, ejerció como visitadora de prisiones. A continuación reseñamos algunos de los pensamientos referidos:

-"Si los señores quieren que se convierta el pueblo sin convertirse ellos antes pretenden un imposible; si creen que hay otro medio para evangelizarle que adoptando o practicando las máximas del evangelio, están en un error; si sostienen que la impiedad de los pobres es otra cosa que el reflejo de la suya, niegan una verdad.

-Las clases, como los individuos que las componen, no son impecables; ninguna puede tirar la primera piedra, y en momentos solemnes, como el actual, bien es que todos hagamos examen de conciencia y confesemos a Dios nuestros pecados y los confesemos en alta voz, como los primeros cristianos, porque al punto que han llegado las cosas, esta confesión es necesaria, da buen ejemplo, fortifica las conciencias y más calma que irrita a los perjudicados por la culpa.

-La impiedad ha empezado por los señores y Dios sabe que ellos son los primeros que han negado. Tratándose de religión, suelen ser los pobres un poco mejores que los ricos, y los ricos, bastante peores de lo que parecen.

-Tu dinero no es tuyo incondicionalmente y así como no puedes emplearlo en comprar asesinos ni sobornar funcionarios públicos tampoco en corromperte a ti mismo.

-El que pisando alfombras, cubierto de ricas telas, alimentado con exquisitos majares  gozando de entretenidos espectáculos, poseedor de grandes conocimientos, no oye una voz interior que le dice: 'debes de dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, consolar al triste y enseñar al que no sabe', ha de cumplir con sus deberes sociales.

-Dicha y perfección son dos fases de una misma cosa o dos cosas tan intensamente enlazadas que pueden comprobarse una con otra. La felicidad que no perfecciona es mentira: la perfección que hace desgraciados no es verdad.

Meditemos y atengámonos a todas las sabias reglas prescriptas por la eminente socióloga y moralista doña Concepción Arenal, pues con ello la honraremos más que con fiestas cívicas y levantándole estatuas". 

(1920)

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