Reportaje

Dos horas para llegar al hospital

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photo_camera El policía ourensano Cándido Vázquez, delante del coche patrulla.
En un Madrid nevado e impracticable, el policía ourensano Cándido Vázquez y su compañero consiguieron trasladar a Urgencias una mujer que acababa de sufrir un ictus. Dos horas para; un trayecto de 4 kilómetros.

La nieve colapsó Madrid el pasado fin de semana. No había ambulancias, ni bomberos, ni nada. La madrugada del sábado, la comisaría del barrio de San Blas recibió una llamada de alerta de un hombre: su sobrina acababa de sufrir un ictus y nadie podía ayudarlo. "Había llamado ya a todos los servicios de emergencia y no se podía creer que nadie le pudiese dar una solución. Solo quería preguntarnos si se nos ocurría a quién podía recurrir", explica el policía nacional ourensano Cándido Vázquez. Tras colgar el teléfono, Vázquez y su compañero decidieron intentarlo ellos, pese a los 50 centímetros de nieve en las calles. 

En medio de un Madrid intransitable, los dos policías se subieron al coche. "Su casa estaba muy cerca y vimos que realmente la situación era grave", recuerda Vázquez. "Le explicamos que era complicado, que corríamos el riesgo de quedarnos parados y que nadie nos pudiese ayudar. Él dijo que su sobrina necesitaba un médico, las primeras horas son clave en un ictus. Yo le dije 'lo vamos a dar todo", añade. Al salir del domicilio, consiguieron cruzar varias calles, pero al llegar a Arturo Soria, el panorama cambió. "Son dos kilómetros de calle y al final está el hospital, pero los árboles estaban cargados de nieve y habían creado un túnel...", apunta. 

Muy despacio, y con paradas continuas para retirar nieve y ramas con una pala, conseguían avanzar. "No teníamos otra opción que tirar hacia adelante, yo en algún momento pensé que nos iba a pasar algo, que no íbamos a conseguirlo", cuenta. Pero salió bien. Al llegar al hospital, aparcaron el coche, como pudieron, y la llevaron adentro en brazos. La vuelta fue más dura, pero más tranquila. "Yo me acordaba de A Gudiña, mi padre es de allí, y cuando nieva sabes que de pasar algo siempre habrá un tractor para poder moverte... Pero estamos hablando de Madrid y de que no había nadie que te pudiese ayudar", dice

Al acabar el turno, Vázquez regresó a casa, se lo comentó a su mujer y se fue a dormir. "No fui consciente de lo que había pasado hasta que me desperté a la mañana siguiente", reconoce. La odisea terminó con final feliz, la afectada se recupera en la UCI,  en donde su tío ya la ha podido visitar: "Hablé y me dijo que ella está bien, que ha perdido movilidad pero no tiene daños neurológicos, está consciente, habla. Los dos están muy agradecidos". El sindicato Jupol ya ha propuesto a Vázquez y a su compañero a la medalla al mérito policial con distintivo blanco por el valor y coraje demostrados.

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