El hielo, un recurso preciado

El gremio de la hostelería no tiene ni un momento de respiro: si no es la inflación, son las regulaciones del aire acondicionado en verano, y se añaden el problema de distribución del hielo, junto a la escasez y el consecuente encarecimiento de estas piedras de agua desde hace casi un mes. La crisis del hielo ha llegado hasta tal punto que en algunos bares y restaurantes de España ya se cobra el cubito aparte de la bebida con precios entre los 10 y los 20 céntimos por unidad. Por ahora no se tiene noticia de ningún establecimiento ourensano que haya tenido que recurrir a esta estrategia para que el negocio sea rentable. Los hosteleros de la ciudad, sin embargo, no rechazan que en el futuro, de seguir subiendo el precio de la bolsa de hielo, tengan que asumir esta medida. El ejemplo paradigmático de esta lógica lo representa Manuel González, del bar Cervantes, en un escueto resumen de su propia situación y la de otros empresarios: “No descarto hacerlo el día de mañana porque todo está subiendo y los márgenes son cada vez más pequeños”. “Mientras avise al cliente de que se cobra por el hielo, no hay problema”, matiza Lorenzo González, gerente del gastrobar Charlotte, que prefiere un trato de transparencia con la clientela. En el establecimiento de González se trabaja con hielo entero y picado para hacer smoothies y café frapé, por lo que, si se vuelve aún más preciado, tendría que pensar por su negocio: “Tengo que afianzar la seguridad financiera de mi empresa, el hielo no es lo único que está subiendo”. José Luis Fernández, propietario del Tapa Negra, califica de “barbaridad” no solo la subida de la bolsa de hielo, sino los “costes de este medio año: gas, aceite, mercancía… ¡Todo!”. Fernández transmite la preocupación de la organización de cocineros de la provincia: “En la asociación Cociña Ourense se está empezando a hablar de incrementar un mínimo del 15% los precios actuales para poder paliar los gastos de todo”. El dueño del Tapa Negra, por ahora, aplica dos soluciones a esta crisis: “Por una parte, dosifico la cantidad y, por otra, si la gente pide agua del grifo con hielo, lo cobro, porque, si no, no me sale rentable y es inviable”. Con todo, los hosteleros señalan que el problema del hielo afecta a unos establecimientos concretos más que a otros: los bares y los restaurantes que abren por la tarde, cuando hace más calor, y los pubs y recintos de ocio nocturno, que sirven licores y combinados que saben mejor helados. Fabricador de hielo: ¿Sí o no? Una solución que no parece convencer a todos los profesionales de la hostelería es la máquina fabricadora de hielo. En los diferentes locales este dispositivo es objeto de debate más acalorado que frío y, por lo que se ve, es un remedio más paliativo que definitivo en muchos casos. En el bar Grándola, Déborah López es parte de una minoría de entrevistados que dice no tener problemas para suministrar hielo gracias a un “fabricador enorme” situado tras la barra. Este aparato es útil para un momento dado, pero tienen el inconveniente de que acaban por repercutir significativamente en la factura de la electricidad. El gerente del Tapa Negra es un fuerte opositor: “Eso es una locura, gastan una barbaridad de electricidad, no compensan y son contraproducentes, porque implicarían cobrar más por cada cubo”.