Acostumbrados a recibir los datos oficiales de las autoridades, que se limitan a dar a conocer la ocupación de camas por pacientes covid durante la pandemia, una de las cuestiones que ha quedado en el aire estos meses era la ocupación real en los momentos más duros teniendo en cuenta que se siguió prestando atención hospitalaria a otras patologías.
Este periódico ha conseguido acceder al fichero histórico de capacidad asistencial y actividad covid de hospitales, que todos los centros sanitarios (públicos y privados) están obligados a remitir al Ministerio de Sanidad desde el verano, fruto del Real Decreto del 19 de junio.
La presión sobre los centros hospitalarios ourensanos llegó a ser muy alta, aunque el registro de hospitalizados demuestra que nunca se llegó a rozar el colapso, ya que de las 1.085 camas que llegaron a estar abiertas en el momento más duro, el pico máximo de ocupación fue de 857. La situación fue crítica pero no llegó al límite, ya que en esta ocasión no se llegó a utilizar camas para hospitalización covid en el Santa María Nai o el Hospital de Piñor, ni se produjeron traslado sa otras áreas sanitarias, algo que sí se había aplicado en la segunda ola.
El área sanitaria ourensana fue capaz de evitar el colapso en todo momento, al tiempo que siguió manteniendo la atención al resto de patologías, ya que rondó, en las semanas más duras, entre 600 y 700 ingresados por otras casuísticas.
Diferencia entre olas
En la primera ola, los hospitales se centraron casi en exclusiva a atender a los pacientes infectados por coronavirus, mientras que en la segunda y la tercera la atención compaginó la actividad ordinaria con la derivada de la pandemia, lo cual originó una gran presión para los profesionales, pero que gracias a su buena labor no llegó a colapsar.
El pico máximo de ocupación llegó a darse el 3 de febrero, cuando con 857 camas ocupadas sobre 1.065 disponibles se superó el 80% de ocupación de los recursos. Fue la cifra más alta, si bien durante la segunda y la tercera ola siempre osciló entre el 70% y el 80%.
La importancia y el peso específico de los pacientes covid en el sistema hospitalario ourensano queda patente al desgranar los datos de ingresos hospitalarios. En los primeros días de febrero, cuando se alcanzó el pico de la tercera ola, uno de cada cuatro enfermos ingresados en el área sanitaria era un paciente e covid, una cifra impensable en cualquier otra enfermedad.
Algo similar ocurrió en el pico de la segunda ola, ya que el 21 de octubre, en pleno pico de casos, más del 18% de todas las personas ingresadas en los centros sanitarios ourensanos eran casos activos de covid.
La cifra de ingresados no covid se dispara en marzo
Atendiendo a las cifras del Ministerio de Sanidad, actualmente, la cifra de camas habilitadas para hospitalización convencional en el área sanitaria, es de 979. De ellas, solo 19 acogen a pacientes covid, mientras que se ha recuperado el volumen de hospitalización por otras patologías, ya que hay 729 en esta situación, la cifra más alta desde que estalló la segunda ola a finales del pasado mes de enero.
En cuanto a las unidades de críticos con respirador, hay 44 camas habilitadas, de las cuales solo una está ocupada por un paciente covid, otras 20 están ocupadas por pacientes no covid. En cuanto a las 40 camas de críticos sin respirador que recoge Sanidad, una está ocupada por un paciente covid y otras 12 por no covid.
En cuanto a las unidades de críticos con respirador, con 51 camas, según Sanidad, el máximo de ocupación durante la tercera ola fue de 33 camas en un día.
Aunque no hay datos de la primera ola, teniendo en cuenta que llegó a haber a principios de abril más de 200 hospitalizados covid al mismo tiempo, no cuesta entender que entonces sí se llegó a niveles que llegaron a amenazar con el colapso sanitario, ya que ni en la segunda ni en la tercera ola se llegó a ese nivel de ingresos por coronavirus.
