La hostelería aguanta el tirón: hay al menos dos bares en todos los concellos

Acostumbrada a quedarse en muchos puntos del rural sin servicios por el problema demográfico y de despoblación, hay algo que no falla y que todavía se puede encontrar en cada uno de los 92 concellos que conforman la provincia, la hostelería. Según acredita el Registro de Empresas y Actividades Turísticas que acaba de actualizar recientemente la Xunta de Galicia, todos los municipios de la provincia cuentan con al menos dos bares, una oferta que, no obstante, es muy dispar entre los ayuntamientos. !function(){"use strict";window.addEventListener("message",(function(a){if(void 0!==a.data["datawrapper-height"])for(var e in a.data["datawrapper-height"]){var t=document.getElementById("datawrapper-chart-"+e)||document.querySelector("iframe[src*='"+e+"']");t&&(t.style.height=a.data["datawrapper-height"][e]+"px")}}))}(); Entre cafe-bares, cafeterías y restaurantes (categorías en las que el Gobierno gallego divide el sector), se anotan un total de 3.578 establecimientos hosteleros repartidos entre los 7.273,96 kilómetros cuadrados que tiene la provincia. Si se atiende al factor poblacional, la estadística revela que hay un negocio de este sector por cada 85 ourensanos, una intensidad que está por debajo de las de A Coruña (59,3) y Lugo (61,4), pero que supera a la de Pontevedra (89,9). A la cabeza La intensidad del despliegue de la hostelería varía sensiblemente en función de cada término municipal, con un total de 38 concellos que están por encima de la media provincial y, en el caso de seis ellos en los que hay un bar por, como mucho, 50 vecinos. El enclave geográfico es fundamental para comprender por qué ayuntamientos como A Gudiña, Parada de Sil y A Teixeira lideran esta clasificación. El primero de ellos es la "puerta de Galicia", lugar estratégico en los viajes hacia o desde la Meseta donde hay un establecimiento hostelero por cada 34 habitantes. 28 bares, una cafetería y siete restaurantes conforman la oferta de A Gudiña. El caso de Parada de Sil y A Teixeira responde, no obstante, a variables distintas. Ambos concellos están entre los menos poblados de la provincia (546 y 315 vecinos figuran en los últimos padrones oficiales), pero son parte fundamental de la Ribeira Sacra, que en los últimos años se ha consolidado como claro destino turístico y que aspira a convertirse, próximamente, en Patrimonio de la Humanidad. Ambos se sitúan con un local de hostelería por cada 39 personas. A la cola La densidad de bares, cafeterías es restaurantes es radicalmente opuesta en muchos otros sitios de la provincia, pero especialmente en localidades entre las que sorprende Barbadás (cuyo tirón poblacional supera de lejos a la apertura de negocios) y entre las que están también Porqueira, Quintela de Leirado, Avión, Rubiá, Gomesende, San Xoán de Río y Monterrei, todos ellos anotando un establecimiento por al menos cada 200 vecinos. En Monterrei, la incidencia se sitúa en 280 y es el concello ourensano con el dato más elevado de los 92, dado que hay nueve establecimientos para sus 2.520 vecinos. El siguiente municipio que le sigue en la lista es San Xoán de Río, que presenta por su parte la cifra más baja de bares del territorio provincial, al tener registrados únicamente dos establecimientos, contando con un padrón de 506 personas, lo que deja uno por cada 253. Principales concellos Entre las cabeceras de comarca, el municipio "más de bares" es Xinzo (uno por cada 48 vecinos), donde la Xunta tiene registrados dos centenares de negocios, 11 menos que Carballiño y tres más que Verín pese a que ambos le superan claramente en población. Ribadavia y Celanova también están por encima de la media de la provincia, pero no la ciudad de Ourense, donde los 1.181 establecimientos hosteleros (955 café-bares, 140 restaurantes y 86 cafeterías) arrojan un dato relativo de un negocio cada 89 vecinos. Son cifras, todas ellas, que reflejan la importancia del sector no solo en la economía provincial, sino también en su papel como dinamizador de la vida social, que el covid ha puesto en jaque. Pese a las vicisitudes, la hostelería está demostrando una gran capacidad de resistencia, sabiendo aguantar el tirón.