Reportaje

Coronavirus en Ourense | La hostelería sobrevive a medias

OURENSE (CAFETERÍA LA CORUÑESA). 27/01/2021. OURENSE. Mientras unas cafeterías de la ciudad han decidido continuar con sus servicios de comida o bebidas para llevar, otras han optado por cerrar debido a las restricciones que la Xunta de Galicia ha ordenado en toda Galicia debido al alto contagio producido por el virus COVID-19. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Una clienta recogiendo los cafés para llevar, ayer en la ciudad (ÓSCAR PINAL).
Los entornos de los colegios resisten ligeramente mejor, mientras esta nueva oleada de restricciones lamina la del Casco Vello.  El 46% de los bares consultados en la ciudad sigue abierto agarrándose al "para llevar" o el servicio a domicilio

Casi la mitad de los establecimientos de hostelería intenta salir a flote entre las duras restricciones y mantiene el negocio abierto con productos para recoger o llevar a domicilio. Una estimación realizada por este periódico en 48 calles de la ciudad el segundo día con las nuevas limitaciones en vigor –que prohíben el uso tanto de interior como de las terrazas de los locales– refleja el intento de bares y restaurantes por sobrevivir, aunque no en todos los casos sea posible.

Tras una ruta por 48 calles representativas de los distintos barrios de la ciudad, la estampa resultante es bastante contradictoria. Por un lado, un 54% de los locales de hostelería han bajado la persiana –alguno incluso confirma que lo hará definitivamente–, pero un 46% todavía se aferra al servicio para llevar, pese a que en algunos casos reconocen que apenas reporta beneficio.

La ubicación, clave

La situación varía por barrios y también por la presencia (o no) de edificios públicos o colegios en los alrededores, que ejercen como elemento tractor y tienen, a sus alrededores, mucho más hostelería activa todavía. Cuanto más alejados de grandes movimientos laborales o centros educativos, menor es la presencia de establecimientos de hostelería en disposición de abrir  para ofrecer servicios que, en la práctica, podrían acarrearles más gastos que ingresos.

Especialmente dramática es la situación del Casco Vello, lugar por antonomasia dedicado a los pinchos y a la interacción social. Sin duda, muestra la cara más amarga del sector en toda la ciudad. En dos de las calles, como son la rúa Lepanto, Viriato y Fornos se pueden contar casi con los dedos de una mano los negocios hosteleros que todavía se atreven a levantar la persiana cada día.

Es el caso, por ejemplo, de la rúa Lepanto, donde apenas una cuarta parte de los establecimientos se ha atrevido a levantar la persiana con estas condiciones, o la rúa dos Fornos y Viriato, donde entre una veintena de locales apenas emergen cinco para dar vida a una calle cada vez más condenada a la respiración asistida.

Un caso paradigmático

Peor es la situación de las calles más dedicadas al ocio y más ajenas a la gastronomía, como la plaza Santa Eufemia, la praza San Martiño, Correxidor o Pizarro, en las que resulta imposible encontrar un bar en funcionamiento.

En estas calles del casco histórico se ve la cara y la cruz. Los que ya han tirado la toalla, como el bar Duque de la praza do Ferro, que ayer se llevaban la mercancía tras decidir el cierre definitivo. "No se puede nadie imaginar lo que me duele, esto funcionaba muy bien, los caseros se han portado bien, pero así no hay manera", reconocía la encargada, Asunción Fragueiro,  todavía intentando asimilar el destino de un local cuya nueva gerencia llegó apenas cuatro meses antes de que el covid cambiase por completo el panorama del sector. 

“Hicimos 12 euros a mediodía, pero en casa me como ‘el tarro"img20210128132203_resultado

Manuel Fuentes y su mujer, María Jesús Macía, están al frente de O Capricho, uno de los bares del Casco Vello –rúa Lepanto– que mantiene la actividad, aunque lo hagan, a falta de grandes beneficios, por salud mental. En el primer día, "hicimos 12 euros a mediodía y 60 euros por la noche", explica él, quien, sin embargo, cree que "para estar mi mujer y yo en casa, pues estamos aquí. Más por la salud de la cabeza, pero también por lo económico, porque los gastos hay que pagarlos igual y llevamos un año con esto... Lo máximo que tuvimos fue en verano". 

Confiesa que seguir abiertos es una decisión difícil. "Uno no sabe qué hacer, porque no te dan la ayuda por cerrar... Pero si me meto en casa me como 'el tarro".

 Afecta también que cada vez hay más competencia. "En marzo, cuando pasó todo, éramos pocos los que repartíamos a domicilio. Ahora somos muchos más a repartir". Juegan con una pequeña ventaja: "El dueño se está portando genial, marzo, abril y mayo no lo cobró y los últimos tres meses al 50%. Hasta nos hace pedidos". 

Un adiós en la Praza do Ferro: "La situación era insostenible"

Ourense 28/1/21
Café bar

La cuarta oleada de restricciones en la hostelería sigue cobrándose víctimas. Cada vez son más los que echan la persiana de forma definitiva. En la mañana de ayer, Asunción Fragueiro recogía toda la mercancía del café-bar Duque. Un establecimiento en pleno Casco Vello, en la Praza do Ferro, que dice adiós. "Esto funcionaba. Abrimos en octubre de 2019, trabajamos súper bien en Navidad, súper bien en el Entroido,  y en marzo ¡pum!", relata. 

"Tuvimos que anular las comidas del Día del Padre, para Semana Santa... Todo. Teníamos autobuses enteros que venían a comer en verano, ya contratados, gente de excursiones... Si dijéramos que llevamos cinco años, ¡pero acabábamos de empezar!". 

Ella es la encargada desde el primer día y asegura que el casero "se portó bien", pero que con tantos palos en las ruedas por las restricciones "es difícil aguantar, la situación es insostenible". Es una de las muertes que empieza a dejar el covid. .

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