SEGURIDAD - ROBOS

Las iglesias de la provincia se blindan con sistemas de alarma de alta seguridad

ASE
photo_camera El templo de Sandiás y una de las cámaras utilizadas para la vigilancia.

Los sucesivos robos en los templos disparan las peticiones de instalación de sistemas de vigilancia y el cambio de cerraduras

Los sucesivos robos en iglesias encendieron la alarma en el Obispado de Ourense, que plantea dos posibilidades ante el temor de que los ladrones terminen por sustraer patrimonio histórico artístico: la primera, reforzar la seguridad de los templos, y la segunda trasladar los objetos de valor -cruces procesionales, cálices, patenas, copones, custodias e imágenes- al Archivo Histórico Diocesano para guardarlas en un lugar seguro.

El obispo, Leonardo Lemos, ya advirtió el pasado mes de agosto a los distintos párrocos de los asaltos en iglesias en el medio rural y no es partidario de que el patrimonio religioso se custodie en casas particulares como se venía recomendando en los últimos años. Recuerda que esta iniciativa es una "grave imprudencia", dado que la mayor parte de los feligreses que se encargan de las iglesias en el medio rural son personas de avanzada edad, que al adquirir este compromiso convierten a sus domicilios en "polos de atracción para los ladrones". Además, en caso de fallecimiento del responsable, los familiares se pueden desentender del origen de las imágenes y objetos y reclamarlos como parte de la herencia.

Las recomendaciones del Obispado y los últimos robos en templos (diez en lo que va de año, de los que siete fueron en los últimos dos meses en A Limia), aumentaron la demanda de instalaciones de sistemas de seguridad, el cambio de puertas y de cerraduras. El gerente de la empresa de alarmas Japón, Manuel Dafonte, recuerda que los sucesivos asaltos generaron miedo e inseguridad. "En muchas iglesias, sobre todo capillas, no hay luz ni teléfono y estamos instalando dispositivos que trabajan sin energía eléctrica durante tres años. El coste ronda unos 48 euros al mes", asegura.

En los templos que disponen de corriente y línea telefónica están instalando sistemas de vigilancia diferente, "con un coste de unos 30 euros mensuales", añade.

Pero no todos los párrocos y feligreses se decantan por las alarmas y videovigilancia. El párroco de Sandiás, Manuel Fernández, sufrió recientemente uno de los robos en el templo de San Estevo. "Reforzamos la puerta y la dotamos de una cerradura de alta seguridad", explicó, puntualizando que los ladrones si vienen con intención de robar "no sirven de nada las medidas de seguridad. En las iglesias que tienen alarma, también ya entraron", añadió.

Templos como la Catedral ourensana o el monasterio de San Rosendo (Celanova), ya tienen alarma desde hace años. Según datos del Obispado, en los dos últimos dos años fueron instalados otros 15 sistemas de vidiovigilancia en otros tantos templos, que en su mayor parte están conectadas a las fuerzas de seguridad. 


Cerraduras de hace años e incluso puertas con candado


En ocho de los diez robos registrados este año en iglesias ourensanas, los ladrones se llevaron el dinero de las limosnas. En los dos restantes, además se apoderaron de un cáliz y una cadena de oro. La Guardia Civil mantiene una investigación abierta pero las pesquisas aún no permitieron identificar a los ladrones. En la Comandancia decidieron incrementar la vigilancia, sobre todo entre los templos de la comarca de A Limia. Recuerdan que muchas de las iglesias tiene cerraduras  muy viejas e incluso  las hay  con candados en la que la puerta, que no ofrecen ninguna resistencia a los ladrones. 

Algunos de los templos tienen póliza de seguro pero las compañías, a la hora de renovarla, exigen más medidas de seguridad  en el exterior.

Te puede interesar