Un jurado popular será el que determine la culpabilidad o inocencia de un acusado de asestar una cuchillada mortal a un hombre en la Praza do Trigo, en febrero de 2006. Víctima y presunto agresor se movían en ambientes marginales de la ciudad.
El acusado sostiene que el fallecido cayó al suelo y se clavó el cuchillo con el que lo amenazaba. Fiscal y acusación particular solicitan 12 años de prisión e indemnización para la madre de la víctima (80.000 y 91.000 euros, respectivamente) y la defensa, la absolución.
El acusado sostiene que el fallecido cayó al suelo y se clavó el cuchillo con el que lo amenazaba. Fiscal y acusación particular solicitan 12 años de prisión e indemnización para la madre de la víctima (80.000 y 91.000 euros, respectivamente) y la defensa, la absolución.
El 20 de febrero de 2006, Miguel Ángel González Ferreira, conocido como el Guindas, fallecía en la intersección de las plazas del Trigo y de la Magdalena víctima de una cuchillada. Ayer, la Audiencia provincial acogía el juicio (con jurado popular) contra el presunto responsable de su muerte, Wahrani Abdul Majen. El argelino enmarcó la muerte de el Guindas en medio de un altercado entre ellos y una tercera persona. Ese mediodía había discutido con éste último y la víctima habría intercedido. Por la tarde, se encontraron de nuevo y fue entonces cuando, según el acusado, la víctima habría sacado un cuchillo y me lo clavó en la barbilla o en el cuello para, posteriormente, en medio de una pelea, el Guindas se cayó y se clavó el cuchillo.
Las acusaciones y dos testigos presenciales (aunque uno de ellos falleció, por lo que su declaración fue leída en la Sala) describieron los hechos de otra manera.
En la Policía Local
Según ellos, tras el enfrentamiento de la mañana, al encontrarse por la tarde el acusado le dijo al Guindas, ¿para qué te metes en mis cosas? y, poco después le dio una puñalada. Quique (otra persona) le tiró a Majen una botella de cerveza y él dijo muérete, cabrón, señaló un testigo.
El acusado se desplazó a la sede de la Policía Local (entonces en la plaza San Martiño). El primer agente que lo vio declaró en el juicio que Wahrani Abdul dijo que venía a entregarse. Posteriormente, otros agentes afirmaron que el acusado reconoció aquel día haberle clavado una navaja a la víctima en un forcejeo, así como que las personas que estaban en el lugar de los hechos aseguraron en un primer momento que había sido el acusado. Éste, por su parte, negó haber reconocido la agresión y aseguró que fui a la Policía para pedir auxilio para una persona que estaba grave (la víctima). La defensa mostró sorpresa de que los policías comprendieran bien al acusado vistas sus dificultades de expresión en este juicio.
La Policía científica afirmó que en el cuchillo (arma homicida) había restos de ADN del acusado y de la víctima y que en la navaja, sólo del imputado. Los forenses señalaron que por el trayecto de la herida, agresor y víctima tenían que estar de pie y frente a frente, considerando menos probable que la víctima pudiera haberse autolesionado.
Las acusaciones y dos testigos presenciales (aunque uno de ellos falleció, por lo que su declaración fue leída en la Sala) describieron los hechos de otra manera.
En la Policía Local
Según ellos, tras el enfrentamiento de la mañana, al encontrarse por la tarde el acusado le dijo al Guindas, ¿para qué te metes en mis cosas? y, poco después le dio una puñalada. Quique (otra persona) le tiró a Majen una botella de cerveza y él dijo muérete, cabrón, señaló un testigo.
El acusado se desplazó a la sede de la Policía Local (entonces en la plaza San Martiño). El primer agente que lo vio declaró en el juicio que Wahrani Abdul dijo que venía a entregarse. Posteriormente, otros agentes afirmaron que el acusado reconoció aquel día haberle clavado una navaja a la víctima en un forcejeo, así como que las personas que estaban en el lugar de los hechos aseguraron en un primer momento que había sido el acusado. Éste, por su parte, negó haber reconocido la agresión y aseguró que fui a la Policía para pedir auxilio para una persona que estaba grave (la víctima). La defensa mostró sorpresa de que los policías comprendieran bien al acusado vistas sus dificultades de expresión en este juicio.
La Policía científica afirmó que en el cuchillo (arma homicida) había restos de ADN del acusado y de la víctima y que en la navaja, sólo del imputado. Los forenses señalaron que por el trayecto de la herida, agresor y víctima tenían que estar de pie y frente a frente, considerando menos probable que la víctima pudiera haberse autolesionado.