El injerto en un árbol más antiguo del que se tiene registro lo realizó un ourensano de 1427 en un castaño situado en Pexeiros, en el municipio de Os Blancos.
La investigación genética que lo avala, realizada por el Grupo de Agronomía del Campus de Lugo de la Universidade de Santiago, recibió ayer el premio de investigación 2019 de la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC). "Non tiñamos claro o que íamos atopar, pero pensamos que ao mellor aparecían evidencias. Ata agora non había datos dos castiñeiros máis antigos de Europa, e non podía ser, era necesario", explica Santiago Pereira, coordinador del proyecto. "Son árbores que sobreviviron a cambios climáticos, enfermidades, agresións humanas... Son superviventes", añade.
El estudio pionero se centró en los castaños del sur de Europa, por lo que contó con participación de investigadores franceses, italianos, andaluces, vascos y extremeños. El objetivo del mismo era comprender mejor los efectos del injerto en el proceso de domesticación de este árbol.
Variedad no conocida
El castaño de Pexeiros tiene 15 metros de perímetro y muestra evidencias de que los agricultores de principios del siglo XV realizaron injertos en él. "Xa coñecían esta práctica, sabían perfectamente o que tiñan que facer", asegura Pereira. La variedad de castaña de este árbol es todavía desconocida, por lo que será estudiada por los investigadores. "Hai escritos do Padre Sarmiento de 1735 nos que fala de variedades daquel momento, que aínda se cultivan hoxe en día. Ao ir ás orixes vemos a historia que hai detrás. Son monumentos vivos", señala Pereira.
El descubrimiento del primer injerto pone de manifiesto la importancia de mantener el patrimonio arbóreo: "Temos que prestarlles moita máis atención aos castiñeiros para que sigan sobrevivindo durante moito tempo".
